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Airi: Diablos...

- Airi permanecía inmóvil frente al imponente dragón de escamas azules, su mirada se perdía en los intrincados detalles de su majestuoso cuerpo. Cada pliegue de sus escamas relucía con un brillo celestial, y su respiración tranquila llenaba el lugar con un suave ronroneo que resonaba en los oídos de Airi.

Por un momento, se sintió abrumada por la grandeza de la criatura que tenía ante sí. Su mente divagaba, tratando de comprender la magnitud de lo que significaba estar frente a un ser tan antiguo y poderoso. A pesar de que su propia fuerza estaba suprimida al máximo, Airi seguía sintiendo un respeto reverencial por el dragón, como si estuviera ante una deidad en su sueño profundo.

La atmósfera de la habitación se llenaba con una energía mística y tranquila, y Airi se sentía completamente absorbida por la presencia del dragón. Era un momento de contemplación y reflexión, donde el tiempo parecía detenerse ante la grandiosidad de la criatura dormida.

Draig: (Maldición, compañera, lárgate de éste lugar o ella nos matará!!!)

Airi: (No puedo moverme!!!)

Draig: (Llama a Nirvana o a cualquiera, pero tenemos que salir a toda costa de éste lugar!!!)

Airi: (¿Pero por qué le tienes tanto miedo a ese dragón?)

Draig: (Ese dragón es una reina dragón, la reina Tiamat, y... ella me odia, ha matado a varios de mis portadores en épocas pasadas)

- Airi escuchaba atentamente las palabras de Draig, su expresión se volvía más seria al comprender la gravedad de la situación. La revelación de que el dragón dormido era nada menos que la reina Tiamat, traía consigo un peso histórico y un aura de peligro que permeaba el nido del dragón

Sus ojos se desviaron nuevamente hacia la imponente figura de la reina dragón, su mente repasaba las historias de aquellos que habían caído bajo su ira en épocas pasadas. La sombría reputación de Tiamat como una fuerza destructiva y vengativa resonaba en su mente, y Airi podía sentir el escalofrío de la tensión que se había instalado en el aire.

A pesar de su aparente tranquilidad mientras dormía, Airi comprendía que despertar la ira de Tiamat sería un error catastrófico. La reina dragón era una fuerza a tener en cuenta, y cualquier interacción con ella debía ser abordada con precaución y respeto.

Airi mantuvo una distancia respetuosa del enorme cuerpo de Tiamat, evitando cualquier movimiento brusco que pudiera despertarla. El lugar parecía más pequeña ante la presencia imponente de la reina dragón, cuyas escamas azules relucían ligeramente a la luz tenue que se filtraba por las ventanas.

El silencio reinaba, solo interrumpido por el suave respirar de Tiamat mientras dormía. Airi se sentía como una intrusa en un reino antiguo y poderoso, donde cada gesto debía ser calculado para evitar provocar una reacción indeseada.

Consciente del peligro latente que representaba la presencia de Tiamat, Airi permaneció en silencio, observando con cautela cada movimiento del dragón dormido. Sabía que cualquier paso en falso podría desencadenar una situación peligrosa, y estaba determinada a evitarlo a toda costa.

Airi: (¿Draig, está 100% asegurado que nos matará si luchamos contra ella?)

Draig: (Con tú poder actual no tienes oportunidad, ella es más poderosa que Tanin, es la más fuerte de los reyes dragon)

Airi: (Más fuerte que el viejo... donde demonios me metí)

Draig: (Escucha, haz exactamente lo que te diré, corre y lánzate de éste lugar, usa el Balance Breaker y corre lo más rápido posible hacia donde está Nirvana)

Mi razón de existir Donde viven las historias. Descúbrelo ahora