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Con la cumbre de las facciones en pleno desarrollo, los líderes y representantes comenzaron a abordar una serie de temas importantes. Sirzechs, como anfitrión, moderaba la discusión con habilidad, asegurándose de que cada voz fuera escuchada y respetada.

Los temas de debate incluían la delimitación de territorios, el intercambio de recursos y la cooperación en casos de emergencia. A medida que avanzaba la discusión, surgían puntos de vista divergentes y desafíos para alcanzar un consenso.

Azazel, conocido por su franqueza, expresaba opiniones contundentes sobre la importancia de la transparencia y la confianza entre las facciones. Serafall, con su diplomacia característica, abogaba por el entendimiento mutuo y la búsqueda de soluciones pacíficas.

Mientras tanto, Michael y Gabriel observaban con atención, contribuyendo con perspectivas angelicales sobre la importancia de la justicia y la bondad en todas las acciones. La atmósfera en la sala estaba cargada de tensión y expectación, pero también de una determinación compartida de alcanzar un acuerdo que beneficiara a todas las partes involucradas.

Nirvana permanecía sentado en su silla, con los ojos cerrados, pero su atención estaba completamente enfocada en los sonidos y las voces que llenaban la sala de reuniones. Aunque su expresión facial no revelaba nada, su mente absorbía cada palabra, cada inflexión, y cada gesto que surgía durante la cumbre.

A medida que la discusión avanzaba, podía percibir los cambios en la atmósfera, desde la tensión inicial hasta el surgimiento de un sentido de cooperación y compromiso entre las facciones. Aunque no intervenía activamente en la conversación, su presencia era palpable, como si estuviera sintonizando con la energía y la dinámica del ambiente.

Con los ojos cerrados y los sentidos agudizados, Nirvana se convertía en un observador silencioso pero atento, listo para absorber cada detalle y tomar nota de cualquier desarrollo significativo que pudiera influir en el curso de los eventos. En ese momento, su papel era más de receptor que de participante activo, pero su presencia era crucial para el éxito de la cumbre.

Entre los presentes en la cumbre, solo unas pocas personas realmente conocían la verdadera identidad de Nirvana. Azazel, Serafall, Draig y Albion eran los únicos que compartían ese conocimiento privilegiado, lo que les confería una comprensión única de su verdadero poder y propósito.

Para el resto de los presentes, Nirvana seguía siendo un enigma envuelto en misterio. Su presencia en la cumbre despertaba curiosidad y especulaciones, pero pocos tenían una comprensión completa de quién era realmente y cuál era su papel en el mundo.

Sin embargo, para aquellos que lo conocían bien, Nirvana era mucho más que un simple observador en la cumbre. Era un aliado confiable, un estratega astuto y un líder en potencia cuyo potencial aún estaba por desplegarse completamente. Su presencia discreta, pero poderosa, añadía una capa adicional de complejidad a las negociaciones en curso, mientras él continuaba operando desde las sombras, listo para actuar cuando llegara el momento adecuado.

Azazel: Creo que aquí estamos evadiendo un factor muy especial. En ésta sala tenemos reunidas a personas muy poderosas que pueden cambiar el destino del mundo, tenemos a los dos dragones emperadores, y a un ser que es más que eso, por lo que me gustaría preguntarles, ¿ustedes qué desean?¿paz o guerra?

- Azazel, con su característica franqueza, planteó una pregunta que resonó en la sala con un peso significativo. Mientras esperaba las respuestas de los presentes, sus ojos se posaron en los dos dragones emperadores, Airi y Vali, y en Nirvana, el enigmático ser cuya presencia inspiraba respeto y curiosidad.

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