IX

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{POV; Chiara}

Había estado casi toda la tarde en el cuarto, sola. Con la excusa de que tenía cólicos ni si quiera había cenado con los demás.

Estaba ocurriendo de nuevo. Otra vez estaba evitando a Violeta y ella no tenía la culpa.

Esta vez era por vergüenza. Me avergonzaba el hecho de que pensara que me gustaba cuando no era así... O si... Pero, aunque me guste, ¿Qué tendría de malo, eh? ¿Qué pasaría si estuviera enamorada de ella?

Es estúpido que yo misma me haga esta pregunta.

{POV; Violeta}

Desde el encontronazo con Denna no le había vuelto a hablar. Seguía enfadada con ella y seguramente ella lo estuviera conmigo, y no sé cuanto durará, pero lo que a dicho de Chiara no se me pasará así como así.

Por otra parte, Chiara... Había vuelto a pasar... Me estaba evitando.

Agarré un par de magdalenas que había en la cocina, pues, por lo poco que sabía, la pelinegra no había comido nada en todo el día. Y fui directamente a nuestro cuarto.

Entré en silencio, viéndola de espaldas a la puerta, tapada hasta el hombro.

-Kiki...- la llamé mientras me sentaba en el borde de la cama.

Ella pareció asustarse. Se giró y conectamos la mirada unos segundos, los suficientes para ver sus ojos húmedos y sus mejillas y nariz coloradas.

-Oye, ¿Porqué lloras?

-N-no, no estoy llorando.

-Venga, por favor, te estoy viendo.

Con sus manos tapó un poco su cara, lo justo para que no pudiera verla, algo que no me gustaba y lo iba a decir.

Deje las magdalenas en la mesita de noche y, sin pedir permiso, me acosté detrás de ella.

-Mírame.

No respondió, tampoco me hizo caso. No se movió.

-Chiara, ¿Me has escuchado?- repetí. -Quiero verte, mírame.

Mi paciencia tiene un límite y este se acaba muy rápido.
Me levanté de la cama y me puse sobre ella, entre sus piernas, lo cual la hizo reaccionar.

-Violeta, para, me encuentro mal.- dijo, apartándose con sus bracitos.

-No te encuentras mal, mentirosa.

Cogí sus manos y las sujeté sobre su cabeza, dejándonos en una pose algo comprometedora.

En ese momento, la luz se encendió y en la puerta se quedó Naiara, mirándonos.
En su cara se dibujó una sonrisilla pícara, pues, después de segundos aún no nos habíamos movido.

-Bueno, me parece que vendré más tarde... Avisadme cuando acabéis.

-No, no, nosotras, no...- Le dijo Chiara, pero ya era tarde, ya se había ido. -Genial, a este paso todos van a pensar que estamos enamoradas.

Ahora nos encontrábamos en una pose más normal. Seguía entre sus piernas, pero ahora ella también estaba sentada.

-A mi no me molesta que lo piensen.- dije, agarrando su barbilla, pero ella enseguida de deshizo del agarre.

-Cállate.

Chiara se apartó de mí, se bajó de la cama y se quedó de pie en mitad del cuarto.
Estaba algo despeinada, sonrojada y con el pijama puesto y aún así me parecía preciosa. Me podría acostumbrar a verla así siempre.

Yo también me levanté y me acerqué a ella hasta conseguir darle un abrazo.

-Tu y yo vamos a hablar en serio.

Cogí su mano y la acerqué conmigo hasta mi cama, donde nos sentamos.

-Violeta, no es necesario, de verdad.

-Si que lo es. Aprovechemos que Naiara no entrará en un buen rato.- dije para tranquilizarla de alguna manera.

-¿Y Denna?

-Tampoco lo hará.

-¿Como lo sabes?

-¿No te acuerdas? Soy adivina, cariño.- dije tal y como la última vez.

Esto la hizo reír, lo cual me alegró e involuntariamente acaricié su mejilla.

-Empieza tu, quiero saber que te pasa.

Después de un silencio y un largo suspiro por su parte, empezó a hablar con una voz algo temblorosa.

-Sé que Denna y tú sois muy amigas... También sé que no le caigo muy bien a ella y no me apetece caerle peor porque crea que estoy enamorada de ti... Que no es verdad. Eres mi amiga, no me gustas, te lo juro, yo...

-Kiki, te desvías.

"TOGETHER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora