LXXI

2.6K 141 7
                                    

{POV; Violeta}

-Aquel día me pareció haberos dejado bien claro a las dos que no quería veros juntas. No quería ver besos entre vosotras, ni abrazos, ni si quiera sonrisas coquetas. Pero parece que, nada más salisteis de aquí, se os olvidó.

Abrí la boca para hablar. Realmente no sabía que iba a decir o como iba a defenderme, pero fue un instinto. Lamentablemente, ella no me dejó ni responder.

-He hecho la vista gorda durante mucho tiempo, la vista muy gorda, ¿Entiendes? Pero no voy a dejar que esto siga así. Ya he tomado medidas.

-¿Qué tipo de medidas?- pregunté, asustada, antes de que me cortara de nuevo.

-Os he cambiado los dormitorios, también los horarios de modo que pasaréis poco o nada de tiempo juntas. Contra menos os veáis, más rápido dejaréis de sentir esos estúpidos sentimientos que solo os hacen más débiles.

-Yo no la hago débil y a mí, Chiara, tampoco.- la interrumpí, cabreada por todo lo que nos estaba haciendo.

-Chiara ya es débil... Ella no llora, pero llorar no significa no ser fuerte o valiente. Y a ti... Mírate. Estas a punto de llorar y solo te estoy cambiando de dormitorio. ¿Puede haber algo que demuestre más debilidad?

Ni si quiera me di cuenta cuando unas cuantas lágrimas comenzaron a bañar mis mejillas, cuando mi respiración se comenzó a acelerar bruscamente o cuando mis piernas temblaban. Solo me di cuenta que, desde el principio de la conversación, un brutal pinchazo en mi pecho y un dolor inmenso en mi corazón, no había desaparecido.

-Lo hago por tu bien, Violeta.- habló, con un tono sutil, como si de verdad tuviera razón. -Por ti y por Chiara. Vuestro amor es tanto que aquí dentro no va a causar nada bueno.

Sin despedirme salí corriendo del cuarto, no estaba dispuesta a romperme más delante de ella, no valía la pena. Fui hacia mi cuarto, donde me encontré a unos chicos cogiendo mis cosas para trasladarlas a otro dormitorio.

-¡No, joder!

Ahora mismo daba igual donde me metiese, pues todos estaban en una u otra clase y tenía casi todas las salas para mí, pero por costumbre me metí al baño y me encerré.
Me miré en el reflejo del espejo y me vi a mí... Aunque un poco diferente que antes de entrar a la academia.

Tenía la cara levemente roja, húmeda por las lágrimas que salían de mis ojos, también rojos. Sabía que esto nunca me hubiera pasado de no haber estado aquí, de nunca haber pisado la academia nunca me habría mostrado tan débil por amor. Nunca el amor me hubiera hecho tanto daño.

Lavé mi cara con agua fría, intentando rebajar el hinchazón de mis ojos y me repetí una y otra vez a mi misma: "Aguanta".

Tenía claro que si aguantaba unas semanas más cumpliendo las órdenes de Noemí, saldría y allí afuera todo se arreglaría. Nadie ni nada pondría problemas a mi relación con Kiki y por fin seríamos felices. Pero para eso teníamos que aguantar, las dos.

{POV; Chiara}

Me pareció raro no haber visto a mi novia en toda la tarde pues, si no me equivoco, los viernes tiene un horario parecido al mío, con lo cual, pasaríamos el tiempo libre juntas.

Pensé que simplemente se había entretenido en un ensayo con Bea, pero deseché esa idea al ver a la castaña salir sola de la sala de ensayos.

-La verdad es que después de comer ya no he vuelto a verla.- me contestó cuando le pregunté.

-Ah, bueno, no pasa nada. Supongo que ya la veremos en la cena.

Y la vi, claro que la vi, era ella quien parecía no me verme a mí. Si yo iba para la derecha ella a la izquierda, si yo me ponía en una silla ella se iba a la más alejada.
Por un momento pensé que me evitaba pero, cuando nuestras miradas se juntaron supe que no era así.

Sus ojos desbordaban tristeza y algo me decía que me estaba pidiendo ayuda, pero si no me hablaba, ¿Cómo quería qué la ayudara? Y lo más importante, ¿Con qué? ¿Qué le había pasado?

Esa pregunta se volvió a repetir en mi cabeza cuando, después de cenar, me fui pronto a mi dormitorio y me encontré que sus cosas habían sido reemplazadas por las de Paul.

"TOGETHER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora