LIII

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{POV; Chiara}

Desde que llegué a la academia no me había separado ni un momento de Ruslana, soy consciente. La había echado mucho de menos y ella a mí, lo habíamos demostrado con el gran abrazo que nos dimos de recibimiento.

-¿Te acuerdas de ese vestido que te dije, qué te enseñé la foto?- me preguntó al separarse.

-Si, ¿Lo has traído?

-Si, ven que te lo enseñe.

Ella cogió mi brazo y ambas corrimos hacia los vestuarios.

Justamente era eso lo que nos había hecho tan cercanas. El gusto por la moda.
Al principio no hablábamos mucho, pero después de una de las galas, donde nos sentamos juntas para hablar sobre las vestimentas de los demás y para criticar algunas, descubrimos lo iguales que somos sobre ese tema.
Entonces, desde ese día, somos muy amigas y lo que más nos gusta es hablar de modas.

Me enseñó el vestido y dejó que me lo probara, hicimos un poco el tonto y, después, sobre las siete de la tarde, ambas fuimos a la sala de ensayos.

Estuvimos allí casi toda la tarde, cantando y bailando, hasta que, un poquito antes de cenar, Noemí nos reunió en el comedor.
No fue nada relevante, solo nos dio la bienvenida y nos habló un poco sobre otros temas menos importantes.

Y entonces, llegó la hora de cenar.
Realmente lo agradecí y al parecer Rus también, pues ambas nos moríamos de hambre por estar toda la tarde sin parar. Así que las dos corrimos, con la intención de ser las primeras en coger la cena y lo conseguimos. Mientras los demás seguían haciendo cola para cenar, nosotras hablábamos alegremente y reíamos, ya cenando nuestro rico puré de patata con carne.

{POV; Violeta}

Desde que pisé la academia me noté más irritable de lo normal, como que cualquier cosa, por mas pequeña que fuera, llegaba a molestarme.
Sé perfectamente que no era por el repentino cambio de aires de mi casa a estar de nuevo aquí, era por Ruslana y por mi novia, mejor dicho por que Ruslana estuviera con mi novia. Posiblemente eran celos, pero tenía mis razones.

Desde las cinco de la tarde, la pelinegra y la pelirroja no se habían separado en ningún momento, al menos que yo lo viera. Y no me importaría tanto si me dejarán ser parte de sus movidas, aunque no fuera todo el rato, solo un poquito. Pero ni eso.

Parecía que cuando Chiara se juntaba con Ruslana, las dos se olvidaban de nosotras. Hablo sobre mí y Naiara, aunque a esta parecía no importarle ni lo más mínimo.

No había estado en toda la tarde, ni mucho menos a la hora de cenar, con "su Rus" y aún así seguía igual de contenta que nunca. A lo mejor estaría pensando en que por la noche por fin estarían juntas en el cuarto, o al menos es lo que yo pensé, intentando animarme un poco.

-Me voy al cuarto, Kiki, ¿Vienes?- dije después de cenar, mientras mi novia estaba junto su amiga, tumbadas en el sofá.

-¿Eh?... Ah, si, si, ahora voy, adelántate.- contestó sin prestarme mucha atención y volvió a la conversación con la pelirroja.

-¿Vas a tardar mucho?

Cuando lancé esa pregunta me sentí igual que una niña pequeña que quiere dormir con alguno de sus padres, pero que ellos aún no acaban de ver su programa en la tele. Incluso, por un momento, recordé una ocasión parecida de mi infancia.

-No, ves y ves calentándome la cama.- dijo riendo, en forma de broma.

Aunque no me hiciera ni puñetera gracia, yo también reí y, tras dar media vuelta, caminé hacia mi dormitorio.
Hice lo que me pidió y me quedé tumbada boca arriba, en la cama, con una pequeña luz de la lámpara encendida. Esperaba a qué, en cualquier momento, Chiara apareciera por la puerta, con una sonrisa y se lanzará a mis brazos.

Echaba de menos sus abrazos, aunque solo hayan pasado unas horas desde el último que nos dimos, aún así quería otro antes de dormirme.

Mi cuerpo al completo se incorporó en la cama y dibujé una sonrisa en mi rostro cuando oí la puerta abrirse y cerrarse.

"TOGETHER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora