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{POV; Violeta}

El lunes por la mañana llegó, despertándonos con la misma horrible música que todas las mañanas. Aún así, abrí mis ojos y lo primero que hice fue regalarle una sonrisa a mi novia, que estaba en frente de mí.
Ella me la devolvió y nos obligamos a sostenerla durante unos largos segundos, la forzamos todo lo que pudimos pues hoy era el día. Hoy por la noche se terminaría todo. No más "Violeta y Chiara"... No más "Vivi y Kiki"... Nada más.

Aquella mañana, después de desayunar, mientras los demás tenían un poco de tiempo libre antes de las clases, nosotras, ese tiempo, lo dedicaríamos  a hacer la maleta.

{POV; Chiara}

En ese momento estábamos solas en los vestuarios, dejando nuestros armarios completamente vacíos.

Cuando estuve a punto de acabar, me separé, suspirando y viendo el plano desde lejos de mi armario. Daba pena. Sentía que a cada prenda que quitaba de allí, ese trocito de espacio era remplazado por tristeza. Prefería mil veces verlo desordenado a como estaba ahora mismo.

Entonces, me giré para encontrarme con mi novia.
Podría decir que la veía como normalmente, plegando la ropa, una actividad habitual. Pero mentiría.
Nadie excepto yo se daría cuenta de todo lo que expresaba Violeta solo con su mirada, esa mirada perdida, intentando pensar en otra cosa mientras hacía la maleta por segunda vez en el programa.

Me acerqué a ella mientras estaba de espaldas y la abracé por la cintura.

-Kiki, ¿Ya has acabado?- preguntó, agarrando mis manos.

-Aún no...- murmuré, acariciando su espalda con mi cabeza.

-Será mejor que acabes pronto. Después tenemos clase con Mamen y el pase de micros. Y, después de comer...

Juro que la escuché. La escuché hasta que vi una de mis sudaderas favoritas, tirada cerca de mi maleta.
Si, era mi sudadera favorita y me encantaba, me la ponía cada vez que la tenía limpia. Pero sabía que a Vivi también le encantaba, ya se la había dejado varias veces, pero lo que estaba a punto de hacer sería diferente.

-Yo no sé a qué hora me llamarán para el vestuario, ¿Tú lo sabes? ¿Kiki? ¿Me estás escuchando?- preguntó, rompiendo nuestro abrazo y mirándome a la cara.

-He tenido una idea.- Le dije con una sonrisa.

-A ver, dime.

Cogí sus manos y la llevé a uno de los sillones, sentándola allí.

-Cierra los ojos.- susurré y cuando lo hizo fui hacia la prenda de ropa.

La cogí entre mis manos, mirándola con lástima. Sabía que no la usaría por mucho tiempo, pero si Violeta se llegaba a quedar, me encantaría verla aquí, con la sudadera puesta.

-No me puedes decir que no.- advertí, sabiendo que esa sería su primera reacción.

{POV; Violeta}

-Bueno, eso ya lo decidiré yo.- Le dije, sin saber lo que se me venía.

-Abre los ojos.

Cuando lo hice, lo primero que vi fue la sudadera de la estrella que tantas veces me había dejado y, detrás de ella, sosteniéndola, mi novia.
Estaba sonriente, pero en el fondo notaba algo más, algo que no era felicidad.

Entonces me imaginé lo que querría hacer.

-No, no, no...- repetí varias veces, levantándome y volviendo a mi armario, ignorando su propuesta.

-Vivi, te he dicho que no iba a aceptar un no.

La volví a mirar y de nuevo mi mirada fue a parar a la sudadera.

Aquella fue de las primeras prendas que le pedí, desde entonces le robo la ropa día si y día también, pero para mí esa sudadera es especial, es mi favorita con una clara diferencia.

-Kiki, sé que quieres que algo nos una mientras esté fuera, pero no esto.

-Aún no sabes si serás tú la expulsada, además, te daré lo que yo quiera.- habló, decidida.

Yo estaba empeñada en que no me la quedaría, pero ella era muy cabezona y no se cansaría de insistir.

-No me la voy a quedar, métela en tu maleta ya.

-Pero-

-Kiki.- dije, firme, aunque me doliera hablarle así.

-Está bien...

Escuché su voz desanimada. Sabía que ella quería sentirse cerca de mí aún estando alejadas, pero no quería quedarme con su sudadera favorita, por más que me gustara.

-Toma, anda.- Le dije, sacando uno de los pintalabios que más usaba de mi bolsa de maquillaje.

-No, tú también le tienes mucho aprecio a eso.

-Si me voy puedo comprar más, y si me quedo, pues pediré que me traigan. No hay problema.

Cambió su carita triste por lo de la sudadera por una leve sonrisa y terminó agarrando en pintalabios, dejándome como clara ganadora de esta pelea.

"TOGETHER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora