XXXIX

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{POV; Violeta}

A la que me pude dar cuenta, la gala ya había pasado.
Nos encontrábamos todos en la academia, reventados por la actuación. Yo estaba hablando con Salma sobre su injusta nominacion, cuando vi a Kiki correr hacia los baños.

Podría ser algo normal,  como que se estaba meando y punto, pero habían pasado más de veinte minutos desde que se había ido y yo no me quedaba tranquila, así que finalmente decidí ir.

Las puertas de los baños estaban todas abiertas menos una y supuse que ella estaría allí, así que toqué a la puerta unas cuantas veces.

-¿Kiki?

{POV; Chiara}

Después de la gala, al llegar a la academia después de aguantarme las ganas de llorar durante toda la noche, corrí al baño para que nadie me viera así.

Estaba sentada en el suelo, en una esquina del cuarto, intentando relajar mi respiración y notando cada lágrima caer desde mis ojos hasta mis mejillas. Entonces unos cuantos golpes a la puerta me alarmaron.

-¿Kiki?

-¡Ya voy, ya voy!

Corté un trozo del rollo de papel para secarme la cara y salir de allí lo más normal posible.

-¿Estás bien?

Antes de abrir la puerta paré, era Violeta y hasta ahora no la había reconocido.
Conociéndola, si salía con los ojos hinchados y la voz ronca, se daría cuenta de que había estado llorando, y si me preguntaba no quería mentirle.

-Si, si, enseguida salgo.- contesté desde el otro lado de la puerta, recostándome en esta.

-Te pasa algo.- afirmó. -Ábreme y cuéntamelo.

-No.- dije demasiado agresiva. -Quiero decir... Que no me pasa nada, ves al comedor y ahora iré yo.

-Joder, Kiki, que mal disimulas...- murmuró y la oí suspirar.

Yo también suspiré, notando como cada vez me volvían más y más ganas de llorar, mientras recordaba lo que Lucas me había hecho y que eso mismo se lo estaba ocultando a mi novia, por miedo a... ¿A qué? ¿A qué ya no me quiera igual? Puede ser eso.

-Chiara.

La piel se me erizó al oir mi nombre real salir de su boca. Casi nunca me llamaba así y, cuando lo hacía significaba que las cosas no iban muy bien.

-Quiero que me cuentes todos tus problemas siempre, no me parecerías una pesada si es lo que estás pensando. Cuéntame esto y quizás te pueda ayudar.

-No puedes.- solté sin pensar.

Ahora, yo misma había reconocido que tenía un problema y que no se lo quería contar.

-No lo sabes.

-Si, lo sé.- mi voz temblaba.

-Pues bueno, aunque no pueda ayudarte estaré contigo pase lo que pase e intentaré que estés mejor. Pero solo puedo hacer eso si me lo cuentas.

Quizás es su voz y su forma de hablar o tal vez porque soy una blanda, pero en ese momento me pensé muy bien si abrirle y hablar con ella.
Me imaginé mirándola directamente a la cara y sé que no podría aguantar las ganas de llorar, pero quizás se lo podía contar desde el otro lado de la puerta.

-Es que, Violeta...

Por más que quisiera decírselo, mi mente solo repetía que no debía, que era mejor si me lo callaba y lo guardaba solo para mí.
No sé que haría o como reaccionaría si no lo acepta.

Me arrepentí y, con toda la rapidez que tenía, intenté inventarme alguna excusa que le convenza, algo realmente difícil.

Afortunadamente, no fue necesario mentir más.

-Violeta, te estaba buscando.- escuché otra voz femenina.

-¿Denna?

Así que era la rubia.

-Si, tenemos que hablar.

-¿Sobre qué?

-Pues, sé que hace tiempo nuestra relación no es la misma y, yo me voy mañana... Quiero arreglar las cosas contigo.

-Pues adelante, dime lo que quieras, pero rápido.- habló con un tono algo arrogante.

-Emmm, no... Aquí no.

Denna sabía perfectamente que había alguien en el baño, como también sabía que ese alguien se trataba de mí.

-Pues entonc-

-No pasa nada, Violeta.- dije antes de que ella negara, porque estaba claro que es lo que iba a hacer. -Ve, por favor.

-No, yo...- suspiró.

-Ve, por favor.- repetí, sintiéndome débil e intimidada.

¿Intimidada? ¿Por qué? ¿Por mi novia? ¿O por la persona que me había salvado de una posible violación?
Nada tenía sentido.

-Está bien, pero me lo vas a contar.

Asentí, aunque ella no me viera, para ella solo fue un silencio.

-Te quiero.

-Y yo.

Y lentamente, mientras yo seguía con la oreja pegada a la puerta del baño, escuché los pasos de ambas chicas alejarse hasta dejarme de nuevo sola.

"TOGETHER"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora