Conduzco por la calle mientras soy guiada por Jace.
— Gira a la izquierda en el próximo cruze —avisa desde el asiento del conductor.
— Eres un GPS genial —comento divertida.
— Lo sé, pero no quisieron poner mi voz como modulador, dijeron que podía entretener a las conductoras guapas y causar un accidente.
« Claro, con la voz moja bragas de estos hombres cualquiera choca mientras conduce. »
— Debes tener un gran peso sobre tus hombros, debes estar cansado de cargar el enorme ego de tu cuerpo —Me burlo.
— No, para nada, puedo soportarlo.
Ruedo los ojos ante su comentario y veo el cruze que me indicó, girando a la izquierda.
— Oye, extraoficialmente hablando, ¿estás bien? —Su voz cambia a una preocupada y le miro de reojo por unos instantes.
Parece sincero.
Vuelvo mi vista al frente y siento la tristeza cundir mi cuerpo.
— La verdad...no —admito.
— Oye, si quieres hablar, aquí estoy yo, y no solo yo, mis hermanos también estarán para ti en lo que necesites —aclara.
Y por alguna razón, le creo.
— Ahí —avisa señalando una cafetería y estaciono.
Me sorprendo al notar que estamos frente a una cafetería, ordinaria y corriente. Bajamos de mi coche y yo rodeo el auto, aun impactada.
— ¿Por qué tan sorprendida conejita? —Jace parece divertido al ver mi expresión.
— No esperé algo tan...¿normal? —admito.
Me imaginé que terminaríamos en algún restaurante de lujo o algo parecido.
El castaño se encoge de hombros y coloca una de sus manos en mi espalda baja, incitándome a caminar al interior del establecimiento.
— Aunque no lo creas, aquí venden las hamburguesas más deliciosas de toda la ciudad —aseguró con firmeza.
Arqueé una ceja hacia él.
— ¿A caso has probado cada sitio donde venden hamburguesas de la ciudad como para decir algo así?
— Pues sí, a menos que hayan abierto uno nuevo en la última semana.
— Woow, ¿como te mantienes... —Le doy una ojeada a su apetecible cuerpo—, así? —culmino y una de sus comisuras se eleva ante mi descarado escudriño.
— Mucho ejercicio y buenos genes —responde—. Tú ya sabes el secreto, sueles comer mucho y tienes un cuerpo de infarto.
Me llevo una mano al pecho, indignada.
— Yo no como mucho.
— Veremos si dices lo mismo cuando tengas una jugosa y caliente hamburguesa ante ti.
Mi boca comenzó a salivar solo de imaginarlo.
Vale, si, como mucho pero quemo calorías, por algo tengo que salir a correr toda una vuelta a la manzana antes de ir a la uni.
No soy mujer de dieta, si me ponen a elegir entre correr o comer liviano, te preguntaría cuanto quieres que corra.
La campanilla de la cafetería emite aquel sonidito cuando ambos pasamos y en seguida quedan en mi campo de visión los dos hermanos restantes.
— Bienvenida Bombón —saludó Efren, tomando mi mano y besando mi dorso de manera galante cuando estuve frente a él.
— ¿Cómo has estado en estos días mi Luna? —pregunta Izak sacando una silla para mí a su lado.
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...