📚Deliciosa tortura📚

1.9K 215 49
                                    

Luego de una ducha rápida estoy sentada sobre el colchón de mi cama, con las piernas cruzadas en mariposa, con Izak tras mi espalda mientras seca mi cabello con un secador de mano, mi cuerpo se relaja y cierro mis ojos.

— Te dije que podía hacerlo yo —Me quejo.

— Y yo te dije que quiero hacerlo —responde—. Me gusta mimarte.

Sonrío ante su confesión.

— ¿Qué hiciste hoy? —pregunté.

— Luego de dejarte en la universidad fui al Gabinete, tenía que atender un caso de divorcio —resopla—. Son verdaderamente molestos pero me dan un sueldo. Luego regresé y me puse a revisar peticiones para otros casos, en algún momento me aburrí y me puse a pensar en ti.

Suelto una pequeña risa ante esto último.

— ¿Cómo puede ser más entretenido pensar en mí que trabajar? —Me burlo pero no recibo respuesta, el sonido del aire caliente que golpea mi cabello es lo único que se escucha—. ¿Izak? ¡Izak! —Lo llamo con más fuerza.

— ¿Mhumm? —cuestiona, parece haberse perdido en sus pensamientos.

— Te hice una pregunta —Me quejo.

— Lo siento, ¿qué decías? —Estuve a punto de protestar cuando se acercó a mi oído, su aliento caliente me estremeció—. Es que te estaba imaginando acostada en la cama, con mi cabeza entre tus piernas mientras gimes mi nombre y te corres en mi boca.

Tragué en seco mientras sentía un calor envolver mi cuerpo, concentrándose en puntos indecentes.

« Ya veo por qué es más entretenido pensar en mí. »

— Pervertido —mascullo y suelta una risa varonil que hace que quiera cuestionarme si es posible que que una persona tenga tal poder sexual con solo reír.

— Tú preguntaste —Se burla y apaga el secador de cabello—. Listo —asegura y se acerca a mí, dejándome entre sus piernas mientras rodea mi torso con sus manos, recostando mi espalda a su pecho y deja reposar su barbilla sobre mi cabeza.

— ¿Qué ocurre? —Le cuestiono.

Suelta un largo suspiro y quedamos en silencio, yo solo espero a que organice sus ideas.

— Solo... —hace una pequeña pausa—. Supongo que Efren te habrá comentado lo de la gala.

— Si, ya le dije que estaba de acuerdo.

— ¿En serio serías capaz de pertenecer a nuestro mundo? ¿Por voluntad propia?

Coloco mi mano sobre la suya, se siente cálida.

— Izak, ya soy parte de su mundo, eso no cambiará —aseguro.

Sé que me ha cambiado de tema, pero no pienso agobiarlo, estoy consciente de que terminará diciéndome lo que le preocupa.

Él besa mi coronilla y se mueve un poco, hasta lograr hundir su rostro en el hueco de mi cuello, su respiración constante me hace cosquillas pero no le aparto.

— Dime Hope, ¿sabes cuál es la clave de la felicidad? —pregunta de repente.

— No discutir con gente tonta —aseguro luego de pensarlo por unos segundos.

— Eso no es cierto —chista.

Una de mis comisuras se eleva.

— Tienes razón.

A causa de mi respuesta recibo un pellizco inesperado en mi pezón izquierdo, jadeo cuando una electricidad placentera se retuerce en mi vientre.

— Para mí la clave de mi felicidad lleva tu nombre —menciona contra mi piel mientras su mano se escurre bajo la camisa la cual le robé y ahora me sirve de camisón de dormir—. Nunca he podido ser feliz, esa palabra siempre se nos hizo tan lejana y desconocida, pero...desde que estás en nuestra vida puedo decir que soy feliz.

La Reina de los AraxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora