— El mío mide 20 cm —El rubio frente a mí infló su pecho con orgullo.
— El mío 23 —aseguró el castaño a su lado.
— Eso es imposible, mis bolas son más grandes —El primero frunció el ceño.
— Chicos, ¿pueden dejar de hablar de helados y comérselos de una puta vez? La gente nos está mirando raro —Me quejé terminándome el mío.
— Vamos Hope, dile que mis bolas son más grandes —Víctor, mi mejor amigo, se aferró a mi brazo.
— ¿Que sabrá ella? Ni las ha visto bien —Mi gemelo rodó sus ojos—. Mira las mías, Hope.
Las personas a nuestro alrededor nos veían de manera poco disimulada ante las palabras que se podían malentender gracias a estos dos imbéciles delante de mí.
— Eso es todo, me voy —aseguré poniéndome de pie de la silla de aquella heladería—. Nos vemos después, Harry —Me despido de mi hermano y a mi amigo solo le doy una mala mirada antes de irme de ahí escuchando sus risas.
Camino hasta la parada del ómnibus y de reojo veo el edificio donde Mark se hospeda.
« Le daré una rápida visita a mi novio. »
Pensé con una sonrisa encaminándome a dicha edificación. Últimamente Mark estaba muy ocupado con sus estudios universitarios para presentar su tesis, por lo tanto le había dejado espacio para estudiar.
Subí al octavo piso, adentrándome en el pasillo. Ya frente a su puerta marqué la numeración y entré, escuché varios gemidos y rodé los ojos, ¿otra vez tendría que hallarlo viendo porno?
Aunque, pensándolo bien, podría llegar a tener una buena noche.
— Oh si —había gemido la mujer y fruncí mi ceño, esa voz la conocía—. Eso es Mark, justo ahí.
Mi corazón se detuvo por un segundo, justo donde escuché aquello. Pero después de todo, no hay nada como terminar de romperte.
Avancé hasta que abrí la puerta del dormitorio, viendo como mi ahora exnovio le daba por detrás a la castaña de su amiga.
— ¿Cuando dejarás a esa tonta? —habló ella entre jadeos.
— Ya te lo dije cariño —tiró de su cabello, sin dejar de embestirla, haciendo que se enderezara un poco—. Solo estoy con ella por su dinero en cuanto se lo quite nos iremos de aquí juntos.
— ¿Aguantarás seguir follando con ella? —recibió una nalgada por lo cual jadeó.
— ¿Crees que una niña puede complacer a un hombre?
— Es bueno saberlo —Ambos giraron hacia mí mientras yo apagaba el botón de grabación y subía esa morbocidad a una página porno—. Ahora puedo irme a follar con otro con la conciencia limpia.
— Amor —hago una mueca ante aquel apodo—. Déjame exlplicarte, no es lo que parece —decía tomando una sábana y enorollándose en ella.
— Oh no, tranquilo, pueden seguir en lo suyo —miré con burla a la castaña y su rostro de suficiencia se borró—. No te creas gran cosa querida, además, ambos deberán invertir una fuerte cantidad de dinero para borrar el video que acabo de subir a Pornhub. Suerte.
— ¡Te demandaré perra! —chilló ella, con lágrimas en los ojos, y le saqué el dedo medio.
— Inténtalo zorra, veamos quien gana.
Di media vuelta, saliendo de ahí, no me daría el lujo de que un cabrón y una malnacida me viesen llorar.
— Hope, espera —El masculino sujeta mi brazo.
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...