Pov Izak
Jace había contado su historia y sabía lo que eso significaba: era mi turno.
Mis hermanos mayores parecían aliviados de haberles contado aquel pasado que tratábamos de olvidar desde hace tanto. La habitación cundió en silencio, esperando a que me preparase.
Los hermosos ojos plateados de Hope cayeron sobre mí, sentía que era observado por dos Lunas en las que me reflejaba.
Me miró con cariño, pero también con comprensión. Llevó una mano a mi rostro y acunó mi mejilla, dando ligeras caricias con su pulgar.
— Si no estás listo está bien —aseguró.
Yo solo sonreí, sintiéndome cálido, besé la palma de su mano y cerré mis ojos, dando un ligero suspiro.
— Sabes que soy abogado, pero no solo eso, soy dueño de un gabinete de abogados —señalo y me da una pequeña sonrisa.
— Ya no me sorprende —admite y esto causa una risa en nosotros.
Mi vista se pierde y mi mente viaja a aquellos recuerdos.
— En ese momento estábamos admitiendo a pasantes y resulta que aquella chica que había visto en la cafetería estaba entre ellos. Laya era una mujer inteligente y bondadosa, tal vez demasiado —comento mientras me acomodo mejor al lado de Hope—. Algunas envidiaban el hecho de que estuviese interesado en ella, después de todo era su jefe.
— El jefe sexy, alto y millonario, me imagino la envidia —comenta ella y asiento con la cabeza fingiendo seriedad ante su broma pero Jace pellizcó su trasero por lo que dio un respingo y guardó silencio.
A pesar de su tono juguetón las palabras de Hope tenían razón, era el mejor partido y al obtener mi atención Laya fue objeto de burlas, humillación y desdén por parte de las personas que deseaban mi atención.
— Comenzó a ser maltratada y humillada por otras pasantes, incluso por trabajadoras que llevaban algún tiempo en el Gabinete y no habían logrado lo que ella. Al ser informado de esto despedí a todos quienes le habían hecho daño y recluté a más personas, sin embargo esto no tuvo la reacción que esperaba de Laya.
— Fue apartada socialmemte por miedo a repercuciones y te culpó de ello —concluyó nuestra Reina.
Solo asentí con la cabeza.
— Así fue, la aislaron y nadie se atrevía a hablar con ella a no ser lo justo y necesario, nadie a excepción de uno. Era mi mano derecha en el Gabinete y el mejor abogado entre sus compañeros, al principio tenían una relación clara superior-pasante, pero pronto esa línea se difuminó.
Hope me miró con preocupación y sujetó mi mano entre las suyas cuando mi rostro se ensombreció.
— Le había dejado en claro mi interés por ella, y me traicionó, comenzó a acercársele de otras maneras, a seducirla, y pronto cayó, porque él era el bueno y amable, yo era el jefe mandón y cascarrabias que la llenaba de trabajos inhumanos solo para obtener un poco de atención, aunque fuese su mirada de odio.
— Izak, eso no es...
— Fue así —Mi mirada seria cayó sobre ella—. Solo era alguien desesperado por obtener algo que se me había arrebatado, aunque nunca me hubiese pertenecido.
Ella tragó en seco pero no respondió, la habitación volvió a cundir en silencio.
— Una noche tenía un encargo, uno de mis subordinados me había dado la localización de una persona poco inteligente que se había aliado con los Petrov, nuestros rivales en los negocios más turbios, y fui directo a por él, resulta que el desgraciado era mi abogado estrella y que en realidad era un espía infiltrado. Comencé a golpearlo hasta que creí haberlo dejado inconciente, estuve a punto de matarlo cuando un grito me detuvo, miré hacia atrás y ella estaba ahí.
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...