Los labios de Efren chocaron con los míos, succionó mi labio inferior mientras batallaba por soltarme de su agarre el cual me impedía alejarme de él.
Una de sus manos rodeaba mi cintura, apegándome a su cuerpo, mientras la otra precionaba mi nuca, no permitiéndome huir.
Golpee su pecho varias veces, luchando por zafarme, cuando mordió mi labio inferior, enviando una corriente eléctrica de dolor y placer por mi cuerpo, provocándome un gemido.
Aprovechó la situación y su lengua se internó entre mis labios, poseyendo mi boca, adueñándose de mis sentidos.
Sin darme cuenta comencé a seguir aquel beso.
¡Maldita sea! ¡Esto esta mal!
« Pero joder, ¡se siente tan bien! »
Mi espalda chocó con la puerta cerrada del salón, Efren tomó mis manos, llevando ambas sobre mi cabeza y sujetando mis muñecas con una de sus grandes manos.
Su cálida lengua jugueteaba con la mía en un juego hambriento, el poder emanaba de él y me sentí como un indefenso cordero a punto de ser devorado por un inmenso león.
Y a este cordero le encantaba el feroz animal, tanto que estaba muriendo a gusto entre sus dientes.
Su mano libre levantó un poco mi blusa, escurriéndose bajo ella hasta dar un apretón a mi cadera.
— No... —murmuré entre el beso, intentando recuperar los pocos sentidos cuerdos que me quedaban—. Esto está mal.
— Eso no importa ahora —Sus deliciosos labios se separaron de los míos, buscando un punto sencible en mi cuello.
— No, Efren —intenté apartarlo.
— ¿Qué pasa Reina mía? —preguntó, deteniéndose, esta vez dejando un beso en mi mejilla, algo más casto.
— ¡Ya basta! —Con un rodillazo golpee su estómago, haciendo que soltase un quejido y retrocediera.
— ¿Pero que...? —El golpe que recibió en su mejilla volteó su rostro, no permitiéndole seguir su frase.
Abrí la puerta sin voltear a verlo, corriendo lejos de él. Entré al baño y cerré con pestillo, a estas horas todos estaban en sus respectivas clases.
Fui hasta el lavamanos, recostando mi cadera de este. Tragué en seco recordando los labios de uno de los psicópatas que había invocado de su libro.
No podía ser, no podía gustarles, o por lo menos, no podía convertirme en su obsesión. Los hermanos Arax tenía un claro cartel de prohibido que mi mente deseaba respetar pero mis sentidos se volvían locos en su presencia.
¿Esta será mi parte masoquista?
Luego de un plazo de alta reflexión salí del baño dirigiéndome a mi próxima clase: Teoría.
(...)
— Hola Hope —saludó Víctor sentándose a mi lado y dejando su bandeja del almuerzo sobre la mesa.
— Hola Vic —saludé.
— Vic, ¿como estás? —preguntó Karol quien estaba sentada frente a mí—. ¿Te peleaste con tu novio? —dijo burlona refiriéndose a mi hermano.
— ¿Y tú no te cansas de acosar a Hope? Debería ponerte una orden de alejamiento.
Ambos se sacaron la lengua cual niños pequeños y yo rodé los ojos.
— Ya en serio, ¿has visto a Harry? —cuestioné.
— No sé por que siempre que no aparece me preguntan a mí, no es como si durmiera con él —Se queja.
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...