Luego de cenar y ser acompañada por Izak y Jace hasta mi apartamento me despido de ellos y subo a mi hogar.
— Por fin voy a dormir —pienso en voz alta al abrir la puerta de mi casa.
El "bip" anuncia mi llegada, quito mis zapatos en la entrada, poniéndome las pantuflas, enciendo la luz y avanzo. Llevo una mano a mi pecho cuando veo a Karol, sentada en el sofá.
— Cuantas veces te he... —detengo mi sermón de siempre al caer en cuenta de su estado.
Me acerco, con calma, como si estuviese a punto de tocar un pequeño conejito asustado.
— Hey, cariño, ¿que ocurre? —pregunto agachándome frente a ella.
Por fin su mirada se conecta con la mía, tiene los ojos rojos lo que me demuestra que ha llorado.
— Él...él intentó... —murmura.
— ¿Que pasó? Cuéntame —Me siento a su lado y la abrazo por los hombros, y entonces, se rompe.
— Me atacó —llora—. Intentó llevarme a la fuerza, logré atinarle con el teaser y escapé, fue tan... —Sus palabras se atascan en su garganta.
Siento mi sangre hervir, voy a matarlo, haré sufrir a quien le haya puesto un dedo encima a mi amiga.
— ¿Quién fue? ¿Lo viste?
Entre hipos a causa del llanto niega con la cabeza.
— Llevaba una mascarilla, es quien me ha estado acosando —asegura.
— Tranquila —acaricio su cabello—, mañana iremos a la policía.
— ¡No! Mi padre...
— ¡Que se vaya a la mierda! —exclamo enojada—, ¡tu seguridad es más importante!
— ¡No, Hope! —chilla y se separa un poco de mí, sus ojos se ven suplicantes—, por favor, no lo hagas.
Y yo me cago en todo, porque la parte más racional de mí me pide que llame en este instante a la policía y mi corazón me pide que atienda a las razones de ella.
Su padre es un hijo de puta que puede hacerle daño, porque primero irá su carrera y fachada moral limpia ante un escándalo que pueda hacerle quedar mal, aun si se trata de su hija.
— Hope, prométemelo, promete que no se lo dirás a nadie.
Suelto un largo suspiro.
— Está bien, te lo prometo.
Lo único que me queda es confiar en su buen juicio.
— Gracias —suspira más aliviada—. ¿Puedo quedarme contigo esta noche?
— Por supuesto, cuando quieras amiga.
(...)
Riiing...riiing...
— Karol, ya apaga eso —Me quejo adormilada mientras me abrazo a su cuerpo.
— Ya voy —La siento moverse y apaga la alarma.
— Debemos levantarnos —intento apelar a mi parte responsable la cual no está muy disponible en este momento.
— Solo cinco minutos más —menciona mi amiga.
— Está bien, solo cinco minutos.
Y así fue como terminamos corriendo para poder llegar a tiempo a clases.
— ¡Corre Karol! —exijo.
— ¡No soy tan atelética como tú! —expone.
Nos detenemos frente a la puerta cerrada del salón y le rezo a las veintiún vírgenes por un milagro.
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...