📚Persecución📚

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Pov Hope

¡Joder! ¡Necesito detener esto! Pero no tengo la voluntad.

Claro que sé que serían capaces de matar a todos, lo tengo claro, pero por alguna razón eso me excita de cierta manera.

Soy una enferma.

— Basta —mascullo en los labios de Jace.

Siento como Izak mordisquea mis pezones sobre la tela de mi vestido y Efren tras de mí besa mi cuello mientras sus manos aprietan mis muslos, levantando un poco mi vestido.

A pesar de toda la situación no se están "propasando" de cierta manera.

— ¿Quieres que nos detengamos? —pregunta Jace.

« ¡No, joder, no! »

— Si —aseguro y en ese momento todo se desconecta.

Cada uno de mis sentidos siente la falta de los tres hombres a mi alrededor, causando en mí un jadeo insatisfecho.

— Tranquila, Reina, no haremos nada que no quieras —Izak, aun frente a mí, acaricia mi cadera con sus manos.

— Pero... —Jace sujeta mi barbilla, haciendo que voltee mi rostro en su dirección—, por la seguridad de las personas, no vuelvas a hacer algo así —pide.

— Oh por lo menos solo frente a nosotros —Efren besa mi hombro—. Baila solo para nosotros, Reina.

— Jódanse —mascullo, alejándome de ellos quienes me lo permiten—. Quiero irme, no quiero volver a verlos.

— ¿En serio? —El rubio se acerca, extendiéndome la llave—. Tómala, pero no importa que tan lejos quieras correr, volverás —dijo seguro de eso.

— Créeme, no lo haré —aseguré tomando la llave de manera rápida.

— Serás nuestra esposa, Reina mía —escucho la voz de Efren y lo miro a sus ojos, para luego pasar mi mirada por los otros dos hermanos.

Sus miradas parecen consumirme en un fuego en el que no estoy segura querer quemarme.

— Ni en tus más locos sueños, Arax —respondí abriendo la puerta y alejádome de ese lugar.

Camino a paso apresurado, estoy segura que pueden oler mi miedo.

Bajo al primer piso y miro alrededor buscando a mi amiga y maldiciendo a los cuatro vientos por haber aceptado aquel reto de Karol.

— Te reto a bailar en el tubo —comentó divertida.

— ¿Qué? No, gracias.

— Venga ya cariño, viniste aquí a divertirte, ¿que mejor manera que demostrarle a todos lo que te enseñé? —La observo de reojo y ella sonríe—. Vamos, sé que quieres.

— Está bien —cedí.

Y cuanto me arrepiento de ello.

¡El bar Paradise es de los hermanos Arax! Necesito deshacerme de ellos a como dé lugar.

  — ¡Hope! —veo a Karol avanzar con dificultad entre las personas—. ¿Estás bien? —llega a mí y sujeta mi rostro entre sus manos, buscando heridas visibles—. ¿Te han hecho algo?

— No —doy un largo suspiro.

— ¡Te llevaron de la nada!  —exclama horrorizada.

— Es solo que...

« Neuronas, las necesito ahora, por favor. »

— Son los socios de papá —paso las manos por mi cabello, esperando que se trague mi excusa—, no pensaban que vendría a un lugar así, dijeron que se lo dirían a mi padre.

La Reina de los AraxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora