📚Invitación📚

1.8K 216 21
                                    

Pov Hope

Enero había comenzado y yo estaba más que congelada. Al entrar a mi oficina en ASAlliance y luego de saludar a mi padre comencé mi trabajo.

Hace ya un par de semanas de aquella noche navideña que no podré olvidar.

¿Por qué la historia que había escrito se había distorcionado tanto? Entiendo que todo lo escribí desde el punto de vista de las protagonistas, pero hay cosas que es imposible no verlas, aquellos "héroes" y "destinos amorosos" eran en realidad personas corruptas; los villanos, auque de una manera cuestionable, habían intentado protegerlas, aquellas chicas que pensé había dotado de inteligencia y sagacidad en realidad solo eran unas niñas mimadas cegadas por el "amor".

Y una parte dentro de mí se culpa, se retuerce al saber que los hombres que habían estado a mi lado durante los últimos meses habían sufrido a causa de algo que yo había creado.

Sé que no podía tener un control de ellos, después de todo, ¿cómo podría imaginarme que eran reales? Luego de haberlos invocado hice a un lado muchas preguntas que cuestionaban hasta mi propia existencia y de todo lo que conozco.

¿Por qué Laya sigue viva cuando claramente escribí un final que, aunque abierto, la noción era su muerte?

¿Cada libro tiene un universo? Si es así, ¿los escritores somos la causa del sufrimiento de muchas personas de manera inconsciente?

Y si ellos por obvias razones no saben que son personajes de un libro, ¿eso significa que yo también podría serlo? ¿Que todas mis acciones en realidad son guiadas bajo las ideas de alguien más?

Y si eso fuera así, ¿entonces la vida de ese "alguien más" también podría ser un libro?

Preferí dejar de pensar en ello cuando una fuerte jaqueca envolvió mis sentidos, lo único que realmente sé es que ahora los hermanos Arax formaban parte de mi realidad, y por lo tanto no permitiría que volviesen a sufrir, no si yo podía evitarlo.

A través del cristal tintado de mi oficina observo como a mi secretaria le llega un paquete, muchas de las otras chicas que trabajan cerca comienzan a rodearla con curiosidad.

Mi secretaria saca un pequeño oso de peluche y un ramo de flores, todas parecen chillar ante el regalo, y digo parecen porque mi oficina tiene pareces insonorizadas.

Esta escena hace que recuerde un suceso hace más de medio año con mi ahora exnovio.

Habíamos estado caminando hacia casa de mis exsuegros para una cena cuando pasamos frente a una floristería.

— Cariño, mira, unas rosas —Me aferré a su hombro e hice un puchero—. ¿Me las puedes comprar?

Su mirada viajó de mi rostro a aquellas flores antes de fijar su vista nuevamente en el camino.

— Hoy no es un día especial, vámonos, debemos llegar temprano —respondió indiferente y yo bajé mi cabeza, desilucionada.

Hago una pequeña mueca involuntaria, era un real cretino, no puedo creer el mal gusto que cargaba hace un año. Mi exnovio es la prueba de los momentos que me mantienen humilde.

De repente tocan la puerta de mi oficina, sacándome de mis pensamientos y haciéndome fruncir el ceño, cuando tengo visitas mi secretaria me avisa antes de permitirles acceder a mi puerta.

— Adelante —permito.

La puerta se abre y un delicioso peliengro en ropa informal aparece por la puerta, cerrando tras de sí. Al verlo agradezco con mi vida que mis gustos en hombres hayan mejorado.

Y tras su espalda sujetaba lo que era...no puede ser.

Miré con atención a aquel hombre que siempre parecía tan frío y distante con el mundo acercarse hasta quedar frente a mi escritorio.

La Reina de los AraxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora