📚Ley de atracción📚

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Pov Efren

Dos semanas.

Dos putas semanas dando clase.

Dos semanas viéndola entrar por esas puertas.

Dos jueves con minifaldas.

Estoy muerto.

— La ecomía durante la época de 1784 en Alemania...

Un chico exponía el trabajo a presentar sobre la economía en Alemania pero mi atención estaba muy distante a su trabajo.

Mi mirada se desvía un momento hacia la hermosa morena, bajo la mesa puedo observar sus bien formadas piernas cruzadas una sobre otra y en lo único que puedo pensar es en como esas mismas piernas estarían sobre mis hombros mientras me aprietan al llegar al orgasmo sacado solo con mi lengua mientras me llama su señor y yo complazco a mi bebé.

« Mierda. »

Bajo mi mesa arreglo un problema, el pantalón comienza a aprisionar mi miembro.

Estoy JODIDO.

Pero así, con todas sus letras en mayúscula.

« ¿Cuanto más podré resistir? »

Me pregunto y sujeto mi tabique.

— Carlos, ya puedes sentarte, tienes un cinco —aviso y parece feliz mientras regresa a su asiento.

— Gracias Señor Arax.

Lo cierto es que su trabajo está bien redactado y domina el contenido, así que no tengo porqué bajar su nota.

— La siguiente es...—digo con desinterés viendo la lista y arqueo una ceja—. Hope Allan —aviso y levanto mi cabeza, enfocándola.

Parece nerviosa mientras baja los escalones que separan su mesa con el centro para exponer.

— Puede comenzar —aviso.

Y esta vez si presto una real atención a una exposición.

Ella comienza a defender su trabajo, sus manos tiemblan un poco y su voz se ahoga por momentos, revisa mucho su escrito, y la detengo.

— Señorita Allan, ¿no ha venido preparada?

— No, señor, yo no... —trago en seco cuando la veo bajar su vista al suelo y muerde su labio inferior, avergonzada—. Intenté hacer lo mejor, disculpe señor Arax.

« ¡Joder! »

Siento mi miembro querer explotar dentro de mis pantalones.

¿Como puede una sola chica verse como una fiera indomable y luego como un lindo gatito?

« Una gatita a la que me quiero follar de maneras sumamente indescentes. »

— Prepárese, el lunes volverá a exponer, y espero algo mejor —aviso y mi voz se vuelve ronca, ella se estremece, pero no aparta la mirada del suelo.

— Lo haré —aseguró y regresó a su asiento.

(...)

— Hola, ¿hay alguien? —pregunto entrando a casa pero no hay voz que me responda.

Jace debe estar atendiendo la empresa e Izak hoy tenía un caso en tribunales.

Saco mi camisa de sobre mi cuerpo y me dirijo a mi habitación. Abro la ducha y quito mi ropa para luego entrar bajo esta. El agua fría comienza a pasear por mi piel pero no borra el calor.

He pasado ocho horas. ¡Ocho malditas horas duro! ¡Como si fuera un puto adolescente! ¡Demonios!

Cierro mis ojos y apoyo mi cabeza en la pared. Enjabono mi cuerpo y poco a poco bajo, tomando entre mis manos mi miembro y comienzo con movimientos lentos, de arriba a abajo.

La Reina de los AraxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora