Pov Hope
— ¡Lo logré! —salto de alegría llegando al comedor donde ya me espera Karol.
— ¿Aprobaste? —cuestiona con los ojos bien abiertos.
— ¡Con un cinco! —chillo.
— Esto hay que celebrarlo con papitas fritas —comenta feliz y saca de su mochila dos paquetes del manjar colocándolos sobre la mesa.
Yo tomo el mío y comienzo a comer.
— El profesor Arax es muy bueno —aseguro.
— Está muy bueno —agrega ella mirando con detenimiento el sobre de papitas.
— ¿Qué haces? —cuestiono ignorando su comentario anterior.
— Viendo cuantas calorías tiene.
Yo hago una mueca de disgusto. No entiendo a las personas que se fijan en las calorías que comerán. Yo no me fijo ni en la fecha de caducidad.
Si me muero que sea comiendo.
— Por cierto, mañana entra mi amigo.
— ¿Que amigo? —cuestiono llevándome una papita a la boca.
— Rafael, el chico que te enseñé en mi teléfono —aclara—. Llegó a la ciudad hace tres días y mañana comienza en clases, creo que estará en nuestro salón.
— Cool —expreso.
— Vamos cielo, debes sacar esas telarañas —Se burla.
— Sabes lo que opino, no me gusta coger con cualquiera.
— Vale, vale, solo haz...
En ese momento su teléfono suena. Ella lo toma en sus manos, su rostro pasa a un terror puro y lo apaga.
Frunzo mi ceño con preocupación.
— Karol, ¿qué ocurre?
Ella suelta un largo suspiro.
— ¿Recuerdas que cambié mi número hace un mes? —asiento con mi cabeza—. En realidad fue porque hay un hombre que me está acosando. Me ha enviado flores y me envia mensajes —juega con sus dedos, nerviosa—. Me ha enviado fotos mías entrando a la universidad, a mi casa, a algún restaurante...
— Karol, eso es peligroso, debes ir a la policía —tomo su mano sobre la mesa, acariciando su dorso para darle más tranquilidad—. ¿Quieres que vaya contigo?
Ella sonríe para transmitirme la calma que he perdido.
— No, estaré bien, sabes como es mi padre —hago una mueca involuntaria.
Su padre es un machista que si se enterase seguramente le diría que es culpa suya que la estén acosando, por usar faldas o provocarlo.
Estúpido.
A nosotras nos deben enseñar que no andemos con la ropa con la que nos sintamos cómodas, pero a ellos nunca le inculcan que a las mujeres no se les toca a menos que tengan su concentimiento.
Sociedad de mierda.
— Ya, quita esa cara de amargada, nunca se ha sobrepasado, solo...me inquieta —menciona mi amiga.
— Creo que deberías llamar a la policía —reitero—. Pero bueno, tu sabrás que haces, cualquier cosa estoy aquí.
— Gracias —menciona sincera mientras seguimos con nuestro aperitivo antes de regresar a clases.
(...)
Luego de salir de la universidad me dirigí con mi hermano al restaurante de mi familia.
Entro al local y en seguida soy atendida por una camarera que me reconoce, adentrándome sin necesidad de hacer fila, y me llevan a la mesa especial para nuestra familia.
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La Reina de los Arax
أدب المراهقين¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...