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« ¡Santa mierda! ¡¿En que carajos estaba pensando?! »

¡He aceptado!

Acepté de buena gana ser la novia de los hermanos Arax.

¡Estoy en una maldita relación poliamorosa!

Si mi niña de siete años que quería casarse con su príncipe azul me viera y se diera cuenta que terminamos enredadas con  los dragones de la torre...la daría un infarto.

— ¿Has dicho...que sí? —Jace parecía contrariado por mi respuesta.

— Si, quiero ver que puede resultar de esto —admití.

— Vaya... —Efren rascó su nuca avergonzado y con una pequeña sonrisa en su rostro—, pensé que te negarías.

— No sean imbéciles, que se arrepiente —Se queja Izak abrazándome por los hombros y río.

Si, definitivamente quiero ver el resultado de esto.

— Creo que deberíamos conocernos mejor —Efren intenta mantener la compostura pero puedo notar un pequeño brillo de emoción en sus pupilas.

— Me parece bien —aseguro y los tres parecen felices con mi respuesta—, aunque estoy segura que me han investigado.

Sus rostros toman un tono de sorpresa y algo de miedo.

— Nunca haríamos algo así —Izak intenta salir del problema.

— Claro —digo sarcástica—. Y el hecho de que hayan pedido una hamburguesa de carne con extra de queso y caramelo manchiato, que casualmente es mi favorito, es simple casualidad.

Los tres se mantienen en silencio al haber sido descubiertos.

— ¿Estás enojada? —Efren me mira preocupado y niego con la cabeza.

— No, para nada —aclaro.

Tomando en cuenta que yo los creé, no me toma por sorpresa. Además, el hecho de que investigaran sobre mí me demuestra su real interés.

— Que bueno —Jace se ve aliviado—. ¿Te parece si mañana hacemos una pequeña pijamada? Así podremos conversar.

— De acuerdo.

— Me da miedo cuando nos dice que sí tan fácil —Una de mis comisuras se eleva ante el comentario del rubio, y no me sorprende que piensen de esa manera.

Literalmente soy la chica que los evadía como si tuvieran la peste hasta hace poco.

Pero en el tiempo que llevo de conocerlos siempre me han apoyado y protegido, aun cuando no hacía falta.

Así que quiero tener una oportunidad, después de todo...¿este no es mi deseo cumplido?

Una ruido interrumpe el momento y saco mi teléfono de mi bolsillo viendo un mensaje de mi padre para que vuelva al trabajo lo más pronto posible ya que al parecer tenemos nuevos clientes.

— Bueno chicos, debo irme —menciono poniéndome de pie y los observo.

Sus miradas posadas en mí hacen que mi cuerpo reaccione de una manera poco pudorisa.

« Hormonas...¡CONTROL, MALDITA SEA! »

Parecen querer hacer algo pero siento como se retienen ellos mismos.

— ¿Pasa algo?

— ¿Puedo besarte?

Izak y yo hablamos al unísono y me sorprendo ante su petición, miro a sus hermanos, sus pupilas se han oscurecido un poco.

La Reina de los AraxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora