— ¿En serio me seguirás todo el camino? —cuestiono en voz alta, llevaba un par de minutos e Izak seguía tras de mí.
No hablaba, solo estaba ahí, como una sombra, cuidándome.
Y en parte se sintió bien.
— Ya te dije, no me iré hasta saber que has llegado a salvo —mencionó.
Miré hacia el cielo estrellado y una pequeña sonrisa salió de mis labios.
A pesar de lo que diga...si me gusta saber que me cuidan.
Veo más adelante mi edificio. Al llegar a este me detengo en la puerta de entrada y volteo sobre mis talones. Me sorprendo al notar que Izak se marcha en la misma dirección por donde habíamos llegado.
— ¡Izak! —grito y mira hacia atrás, deteniéndose—. ¡Gracias! —digo sincera.
— ¡Cuando quieras, Hope! —exclama y alza una mano en despedida para retirarse.
Yo subo a mi piso y marco el código de mi apartamento, escuchándose el pequeño "bip" que me da paso entro a mi casa.
Cierro la puerta y quito mis zapatos en la entrada, enciendo la luz y casi me da un infarto.
— ¡Mierda!
— Creo que tienes cosas que explicarme, cariño —dice Karol cruzada de brazos desde el sofá.
— ¡Maldita sea! ¡Deja de entrar a mi casa de este modo! —Me quejo—. Si sigo así no voy a llegar a vieja.
— Deja de quejarte. ¿Quién era el papucho que te acompañaba?
— Alguien sin importancia —aclaro.
— Vamos, dime —pide.
La miro de reojo, su mirada brilla como si le estuviese a punto de decir que tengo dos boletos de avión para Dubai con todo pagado.
— Es uno de los socios de negocio de mi padre —decido contarle la verdad.
— Oh, ¿y qué hacía aquí?
— Me lo encontré en el restaurante.
— ¿Y?
— Me acompañó a casa —Ella abre la boca y ya se lo que dirá—. Y no, Karol, no me lo follaré.
Hace un pequeño puchero.
— Venga ya, ¿tus hormonas no se revolucionan o qué?
« Creeme, si lo hacen, y no por uno, sino por tres. »
Porque aunque no lo admita en voz alta, los tres hermanos Arax hacen estragos en mi cuerpo y mi mente.
Por eso son peligrosos para mí.
Por eso debo mantenerme alejada de ellos.
Pov Izak
— Llegué —aviso en voz alta entrando a la casa que comparto con mis hermanos.
Entro a la sala y noto que Jace y Efren se miran fijamente, cada uno en un sillón distinto, frente a frente, y entre ellos la mesita de centro con el teléfono de quien reconozco como de Efren.
— ¿Se puede saber que hacen, tarados? —Me quejo.
— Efren tiene el número de Hope y estamos esperando a que llame —explica Jace cruzado de brazos.
— No creo que lo haga —aclaro desatando mi corbata y dejando mi mochila sobre un asiento.
— ¿Cómo estás tan seguro? —cuestiona Efren.
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...