📚Bucle📚

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— ¿En serio me seguirás todo el camino? —cuestiono en voz alta, llevaba un par de minutos e Izak seguía tras de mí.

No hablaba, solo estaba ahí, como una sombra, cuidándome.

Y en parte se sintió bien.

— Ya te dije, no me iré hasta saber que has llegado a salvo —mencionó.

Miré hacia el cielo estrellado y una pequeña sonrisa salió de mis labios.

A pesar de lo que diga...si me gusta saber que me cuidan.

Veo más adelante mi edificio. Al llegar a este me detengo en la puerta de entrada y volteo sobre mis talones. Me sorprendo al notar que Izak se marcha en la misma dirección por donde habíamos llegado.

— ¡Izak! —grito y mira hacia atrás, deteniéndose—. ¡Gracias! —digo sincera.

— ¡Cuando quieras, Hope! —exclama y alza una mano en despedida para retirarse.

Yo subo a mi piso y marco el código de mi apartamento, escuchándose el pequeño "bip" que me da paso entro a mi casa.

Cierro la puerta y quito mis zapatos en la entrada, enciendo la luz y casi me da un infarto.

— ¡Mierda!

— Creo que tienes cosas que explicarme, cariño —dice Karol cruzada de brazos desde el sofá.

— ¡Maldita sea! ¡Deja de entrar a mi casa de este modo! —Me quejo—. Si sigo así no voy a llegar a vieja.

— Deja de quejarte. ¿Quién era el papucho que te acompañaba?

— Alguien sin importancia —aclaro.

— Vamos, dime —pide.

La miro de reojo, su mirada brilla como si le estuviese a punto de decir que tengo dos boletos de avión para Dubai con todo pagado.

— Es uno de los socios de negocio de mi padre —decido contarle la verdad.

— Oh, ¿y qué hacía aquí?

— Me lo encontré en el restaurante.

— ¿Y?

— Me acompañó a casa —Ella abre la boca y ya se lo que dirá—. Y no, Karol, no me lo follaré.

Hace un pequeño puchero.

— Venga ya, ¿tus hormonas no se revolucionan o qué?

« Creeme, si lo hacen, y no por uno, sino por tres. »

Porque aunque no lo admita en voz alta, los tres hermanos Arax hacen estragos en mi cuerpo y mi mente.

Por eso son peligrosos para mí.

Por eso debo mantenerme alejada de ellos.

Pov Izak

— Llegué —aviso en voz alta entrando a la casa que comparto con mis hermanos.

Entro a la sala y noto que Jace y Efren se miran fijamente, cada uno en un sillón distinto, frente a frente, y entre ellos la mesita de centro con el teléfono de quien reconozco como de Efren.

— ¿Se puede saber que hacen, tarados? —Me quejo.

— Efren tiene el número de Hope y estamos esperando a que llame —explica Jace cruzado de brazos.

— No creo que lo haga —aclaro desatando mi corbata y dejando mi mochila sobre un asiento.

— ¿Cómo estás tan seguro? —cuestiona Efren.

La Reina de los AraxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora