Pov Jace
La noche de Navidad y los tragos había hecho sus jugadas en nuestros cuerpos, luego de que Izak subiera a Hope a su habitación ambos nos acostamos a su lado, sabiendo que Efren se quedaría despierto un poco más.
Llegué a cundir en el sueño, tal vez por una media hora, entre la vigilia y el dormitar tacté el lugar donde debía estar mi mujer, la frialdad de aquel espacio hizo que despertara.
Miré a mi alrededor, la puerta estaba entreabierta. Moví a mi hermano menor por el hombro, despertándolo.
— ¿Qué? ¿Qué pasa? —Su cerebro aun procesaba su ubicación, tardó unos segundos en espabilar y mirar alrededor de la habitación—. ¿Dónde está Hope?
Me puse de pie y fui seguido por él. No debía haber peligro cuando no se escuchaba nada fuera de lo normal, Efren ya nos habría alertado de ser así.
Llegamos a la sala y obtuvimos una hermosa vista al balcón donde nuestro hermano descansaba junto a nuestra mujer. Ella se hallaba sentada entre sus piernas y ambos miraban al frente.
— No te preocupes —expresó nuestro hermano—, al fin y al cabo tenía razón, soy un monstruo, y no solo yo, también mis hermanos, estamos concientes de ello.
Y entonces lo entendí, entendí lo que realmente significaba esa escena, le había contado su pasado, un tipo de pasado del cual hace dos años no deseábamos recordar.
Efren tiene razón, somos monstruos, asesinamos sin ninguna pizca de remordimiento, es más, hacer sufrir a nuestras víctimas nos da placer y nos excita, porque sí, se nos pone dura cuando matamos, es enfermizo y letal, es gratificante ver la sangre de nuestros enemigos.
A pesar de que no queremos mostrarle ese lado de nosotros estamos concientes de nuestras propias acciones. Porque no es lo mismo saber lo que hacemos a verlo, a vivirlo en 4K, a vernos desmembrar a personas o arrancarle los órganos.
Somos unos monstruos egoístas que ya no podemos alejarnos de la mujer que nos hace ver un poco de luz en medio de este mundo de mierda, aunque eso significa que se hundirá en el mismo barco que nosotros.
Izak coloca una mano en mi hombro, dándome apoyo, como si supiera lo que atormenta mi mente, siempre fue así, los tres teníamos una conexión tan profunda que con solo mirarnos podíamos comprender los pensamientos del otro.
Para nuestra sorpresa Hope cambió de posición, esta vez quedando de frente sobre el regazo de Efren y sujetó su rostro, su mirada, aun a la distancia en que nos encontrábamos, parecían quemar ante las palabras de nuestro hermano.
— Si, tal vez tengas razón Efren, tal vez si sean unos monstruos, pero en algo se equivocaba, si pueden ser amados.
« ¿Podemos ser amados aunque no lo merezcamos? »
Tanto Izak como yo nos fuimos acercando, despacio, sin tener la intención de interrumpir o romper aquel ambiente.
— ¿Cómo sabes que lo que sientes es amor? —preguntó Efren.
Aquella pregunta que nos venía atormentando desde hace mucho a los tres.
Hope nunca nos ha dicho que nos ama, no verbalmente, pero sus acciones lo demuestran, sin embargo, ¿lo que siente realmente es amor o es una simple atracción? ¿Una idea instalada en su cerebro a causa de nuestras propias acciones? ¿Tal vez siente que nos lo debe por haber salvado a su amiga?
Todas aquellas interrogantes no solo se repetían una y otra vez en mi mente, aunque estoy seguro de algo: no importa si lo que siente es agradecimiento, lástima o amor, ella es nuestra, por siempre.
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La Reina de los Arax
Novela Juvenil¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...