— Es tan guapo.
Froto mi sien, queriendo alejar el dolor de cabeza. Solo llevábamos quince minutos de clases y ya tenía a Karol suspirando hasta por los codos.
— Céntrate en la clase —pido en voz baja.
— ¿Clase? ¿A caso puedes concentrarte en otra cosa que no sea el profesor Arax?
— Pues resulta que debo aprobar esta materia la cual se me da fatal, así que sí, puedo concentrarme más en la clase que en el profesor.
— Eres una agua fiesta —chista ella.
— Tendrán un trabajo sobre economía global, podrán escoger un país o continente de su elección y hablar sobre él, deberán entregarlo en dos semanas —señala—. ¿Alguna duda?
Una chica de los primeros asientos levanta su mano y él le da la palabra.
— Pofesor. ¿Está soltero? —cuestiona.
— No creo que sea de su incumbencia —responde él y una de mis comisuras se eleva.
Por lo menos no es tonto.
— Profe, ¿qué pasa si no podemos entregar el proyecto a tiempo? —cuestiona otra chica.
— Serán castigados —responde y su mirada ardiente cae en mí.
« Oh, yo quiero que me castigue. »
Cállate conciencia, aquí tu no tienes ni voz ni voto.
« ¿Pero como que no? ¿Ya viste a este bomboncito gringo? Yo si quiero que me castigue, es más, me ofrezco como tributo, ¡dejemos de hacer tarea! »
Ruedo los ojos ante mi propia vocesita interior, la desgraciada es muy puta.
— Oye —Karol me da con su codo en mi costilla y me hace salir de la discución interna conmigo misma—. Creo que el profesor quiere castigarte específicamente a ti —bromea y yo no respondo—. Vamos, dejate llevar.
— No lo conoces Karol, ¿y si fuese un psicópata?
Se encoje de hombros.
— De algo hay que morir, ¿que mejor manera que ahorcada por sus manotas mientras te da una buena follada? A ver si así se te quita lo amargada.
Y desde ese punto me decidí a ignorarla completamente mientras la clase continuaba.
(...)
La campana suena y los estudiantes se preparan para cambiar de clase.
Recojo mis cosas y estoy a punto de llegar a la puerta cuando una voz me detiene.
— Señorita Allan.
Ruedo los ojos y volteo fingiendo la mejor de mis sonrisas.
— ¿Si profesor?
— Quédate un momento, debo hablar de tus notas.
— Creo que van a castigar a alguien —dice sugestiva mi amiga antes de marcharse.
El salón se vacía y observo a mi profesor mientras recoge algunos documentos guardándolo en su portafolios.
Debo admitirlo. Efren Arax es muy apuesto, de hecho, los tres lo son. Va vestido algo informal, y lleva unos lentes de montura que usa para leer o fijar su vista en la pantalla en la cual nos explicaba la clase.
— Puedes dejar de comerme con la vista —comenta impacible.
— No lo hago —aclaro.
« Si, como no. »
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La Reina de los Arax
Teen Fiction¿Te gustaría poder traer a la vida real a tus personajes literarios? Sería genial, ¿a que sí? ¿Pero que pasa cuando los personajes que creaste aparecen en tu realidad? Tal vez...¿cool? Pues no lo es cuando son personas de poca empatía, estabilidad...