Rubius regresa sediento de venganza contra su hermano, quien le arrebató todo: sus padres, su novio, sus sueños y su vida. Pero la revancha se complica cuando debe esquivar cada malévolo plan de su hermano. En un giro inesperado, al caer en una de s...
Mientras tanto, dentro de la habitación de invitados del Eden Wine Bar, el ambiente era muy tenso.
El dueño del bar, el gerente, la seguridad y todo el personal relacionado temblaron mientras permanecían juntos en fila como si estuvieran a punto de enfrentar un desastre inminente.
Todo esto se debió a que el jóven heredero de Luque Corporation, el precioso hijo de Samuel de Luque, había desaparecido en su bar.
Sentado en el sofá, la expresión de Samuel era muy fría. Era como una escultura de hielo, sin el más mínimo rastro de emoción, exudaba una presión tan tremenda que todos los que estaban frente a él sintieron que les temblaban las piernas y el sudor caía como lluvia.
Nadie se atrevió a hacer ningún sonido.
A sus pies, un hombre lloraba mientras se limpiaba los mocos y las lágrimas.
—Hermano, lo siento, ¡todo esto es culpa mía! ¡No debería haber traído a pequeño tesoro a un bar! ¡Si algo le pasa, ya no podría vivir conmigo mismo!
Después de que paró de hablar, una patada voló hacia su pecho.
El sonido del crujido de huesos provocó la piel de gallina en todos. Los presentes temblaron aún más.
Si hacía eso con su hermano, ¿Qué no haría con ellos que no son nadie?
Luzu se llevó las manos al pecho y tosió, antes de volver a reincorporarse para seguir suplicando.
En estos momentos, sus padres estaban de vacaciones fuera del país y no sabían que pequeño tesoro había desaparecido.
Si lo supieran, no le harían algo tan simple como una patada: lo cortarían vivo.
Luzu se sentía desesperado y patético cuando, de repente, alguien llamó a la puerta.
Parado más cerca de la puerta, el dueño del bar la abrió y le pareció extraño no ver a nadie. Pero luego bajó la cabeza y quedó atónito.
—Jóven... ¡¡Jóven Maestro!!
—¿Pequeño Tesoro...? ¡Dios mio!¡Pequeño Tesoro! ¡Cariño! ¿Dónde has estado?
Luzu se enderezó y lo abrazó con fuerza. Estaba tan emocionado qu lloró amargamente mientras sus mocos corrían libremente.
Todos en la sala se sintieron aliviados y fue como si hubieran sobrevivido a un desastre apocalíptico.
Samuel caminó unos pasos hacia la puerta. Agarró a Luzu por el cuello y lo arrojó a un lado. Luego se arrodilló para hablar con su hijo.
—¿Qué pasó?
Finalmente, habiendo escapado del monstruoso agarre de su tío, pequeño tesoro tomó la mano de Samuel y rápidamente lo empujó hacia adelante.
El azabache se acercó a su hijo y pudo oler, no sólo el aroma del alcohol, sino también una leve fragancia; No era pesado como un perfume, sino más bien como flores que crecían en un glaciar y emitían un aroma ligero y fresco. Le dió una sensación de vaga familiaridad, pero, también una pequeña dosis de miedo.
Al darse cuenta de que su padre no se movía, pequeño tesoro señaló una dirección con su dedo meñique con una expresión extremadamente preocupada.
Samuel finalmente tomó a su hijo en brazos y se dirigió en la dirección señalada.
Detrás de él, las personas restantes se miraron impotentes antes de seguirlo. Cinco minutos más tarde, el grupo estaba parado ante la puerta del almacén del bar en el último piso.
Pequeño tesoro giró su cuerpo para bajarse de los brazos de su padre y comenzó a golpear ansiosamente la puerta del almacén.
—Qué pasa, cariño? ¿Qué hay ahí dentro?
La frente de Luzu estaba cubierta de sudor.
Sin expresión, Samuel ordenó:
—Abre la puerta.
—¡Sí sí sí!
El dueño del bar asintió repetidamente con la cabeza y luego se giró para mirar a la gerente que estaba a su lado.
—Gerente Ruíz, ¿por qué sigue parada? ¡Abra la puerta rápidamente! ¿Dónde están las llaves?
—Ah.. abrir.. ¿abrir la puerta?—La gerente se puso rígida.
¡Que mala suerte! ¡Ese omega, Rubén, todavía estaba allí! ¡Le había prometido a Mónica que lo encerraría al menos hasta que terminara la audición!
Sin embargo, con los dos altos señores de la familia de Luque y su jefe esperando, no podía decir que no.
Sólo pudo temblar mientras sacaba las llaves para abrir la puerta.
Una vez que la abrieron, todos vieron a un chico tirado en el suelo inconsciente.
—¿Qué es esto? ¿Por qué hay un omega aquí?
El dueño se enfureció.
—¡Yo... no lo sé! ¡Revisé esta área antes y no había nadie aquí!—La gerente ocultó su culpa mientras se defendía.
—¡Rápido! ¡Salvémoslo primero y luego discutámoslo!
En ese momento, alguien corrió hacia Rubius.
Pequeño tesoro se arrojó sobre el rubio, con expresión feroz, sin dejar que nadie se acercara a él.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
