Capítulo 6: El brillante príncipe dorado

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—Presidente de Luque, esto...—El dueño del bar se sintió impotente; No entendía en absoluto cómo había llegado a esta situación.

Samuel miró fríamente la expresión culpable de la gerente y luego miró la escalera, que estaba debajo del tragaluz en el techo, lo suficientemente grande como para permitir el paso de un niño. Podría deducir por si mismo lo que había pasado.

Hizo un gesto con la mano para despedir a todos, luego se acercó y tomó directamente al omega en sus brazos.

En su abrazo, el suave y fresco aroma de antes regresó y fue aún más distintivo.

Al ver a su padre levantarlo, Pequeño Tesoro no lo detuvo, pero su expresión mostró su falta de voluntad. Parecía como si estuviera diciendo que si no fuera tan pequeño, lo recogería él mismo.

En el Hospital Primera República Popular de la Ciudad B.

Cuando Rubius se despertó, ya era la mañana siguiente.

Al abrir sus ojos, pudo ver a un hombre sentado en una silla junto a la ventana.

Sus largas piernas estaban casualmente cruzadas. Llevaba un traje entallado que resaltaba sus anchos hombros y su esbelta cintura. Su camisa blanca estaba abotonada hasta el cuello. Estaba bañado por el cálido sol de la mañana, pero su cuerpo parecía estar envuelto en una antigua escarcha. Su comportamiento sereno y tranquilo era como el de un rey en un castillo medieval.

El hombre notó que lo observaba y levantó la vista y le dirigió una mirada tan profunda como el océano. Su mirada escalofriante pareció atravesarlo.

Esa mirada se sintió intrusiva, como un cuchillo quirúrgico afilado que lo diseccionaba pieza por pieza; hizo que sus huesos se estremecieran por completo.

Rubius decidió unirse a la batalla, sin querer perder ante este extraño y su mirada incómoda. Él preguntó con impaciencia:

—Señor, si puedo preguntar, ¿cómo terminé aquí? Ah, y también, ¿viste a un niño pequeño? Parece que tiene entre cuatro y cinco años, no le gusta hablar, es blanco, suave ¡y también muy muy lindo!

Lindo…

El hombre levantó una ceja ante tal descripción, luego miró a su derecha, su voz era tan fría como su apariencia.

—¿Estás hablando de Pequeño Tesoro?

Rubius rápidamente siguió su línea de visión y vió un bollo muy bonito dormido en la pequeña cama a su lado.

—¡Correcto! ¡Ese es el niño! ¿Se llama Pequeño Tesoro?

El ojiverde dejó escapar un suspiro de alivio y se acercó para sentir la frente del bollo. Su fiebre ya había bajado.

No mucho después de haber ayudado a este niño a escapar, comenzó a sentir una pizca de arrepentimiento. Él todavía era tan pequeño y con fiebre en un lugar tan peligroso como ese bar de vinos, ¿qué habría hecho si le hubiera pasado algo?

Rubius luego se giró para mirar hacia la estatua de hielo.

—¿Tú eres del niño su...?

Tan pronto como estas palabras salieron de su boca, Rubius se dió cuenta de que ni siquiera necesitaba preguntar.

El hombre y el niño parecían proceder del mismo molde. Era evidente que eran padre e hijo.

Aún así, la estatua de hielo respondió:

—Padre.

—Hola hermoso, estás despierto. ¡Soy el tío de Pequeño Tesoro!

De repente, un rostro grande se precipitó hacia él, haciéndolo retroceder hasta que vió quien era el hombre y se detuvo.

—Lu... ¿Luzu de Luque?

Era el segundo príncipe de De Luque Corporation, el jefe de Glory World Entertainment, pero dejando de lado su impresionante apariencia y sus títulos, era un playboy. Había hecho apariciones más escandalosas en los medios que muchas celebridades y artistas.

Él nunca podría confundir su rostro.

Si la estatua de hielo era el padre de Pequeño Tesoro y Luzu era el tío...

Entonces, ¿la estatua de hielo no sería el hermano mayor de Luzu, Samuel de Luque?

Samuel era el famoso dios de la fortuna del país. ¡Su existencia era igualada a la de un rey!

Entonces el niño que había salvado era el misterioso hijo ilegítimo de Samuel de Luque, el brillante príncipe dorado...

Entonces el niño que había salvado era el misterioso hijo ilegítimo de Samuel de Luque, el brillante príncipe dorado

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