Rubius regresa sediento de venganza contra su hermano, quien le arrebató todo: sus padres, su novio, sus sueños y su vida. Pero la revancha se complica cuando debe esquivar cada malévolo plan de su hermano. En un giro inesperado, al caer en una de s...
Todo el mundo sabía que Pequeño Tesoro prefería la paz y la tranquilidad.
Normalmente, se escondía en su habitación después de cenar. Una vez que los sirvientes terminaron sus deberes, debían regresar a sus habitaciones y no salir; no debían hacer ni un solo sonido, no fuera a provocar que el bollo hiciera un berrinche o se saliera de control.
Madame de Luque había estado preocupada por Titi antes y había entrado a su habitación varias veces para ofrecerle algo de comida. El resultado fue que Pequeño Tesoro se encerró en el ático...
Por eso el niño se negó a mudarse con los dos mayores a pesar de que lo amaban tanto.
Sin embargo, en este momento, ¿Había salido solo de su habitación?
No solo eso, corrió directamente hacia Samuel y abrazó su pierna.
Luzu soltó una carcajada.
—¿Qué está haciendo Pequeño Tesoro? ¿Quiere algo?
Ya viendo las intenciones de su hijo, el azabache lo rechazó sin ninguna vacilación.
—No, ya fuiste anoche.
El menor miró entonces el celular de su padre.
—Ya recibiste una llamada telefónica durante la cena—Samuel lo rechazó nuevamente.
Observando desde el margen, Luzu finalmente entendió. El pequeño extrañaba a Rabis.
Pequeño Tesoro vio que no podría obtener lo que quería de su padre, así que corrió hacia su tío y también abrazó su pierna.
Luzu se sintió abrumado y halagado.
—No, no, no, cariño, no uses este acto conmigo. ¡Sabes que tu tío no puede vencer tu ternura!
Si bien el bollo normalmente era casi siempre impasible, cuando quería algo, su expresión y sus gestos se volvían tan adorables que uno podía simplemente morir y volver a la vida.
Una vez que te miró con esos ojos grandes, hermosos y brillantes, no pudiste evitar querer volar hacia el cielo para traerle las estrellas.
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La única persona en toda la casa que puede resistir el encanto del niño es su propio padre.
Luzu levantó las manos en el aire.
—Pequeño Tesoro, actuar así no funcionará, ¡no puedo derrotar a tu papá!
Al escuchar esto, el bollo soltó la pierna se su tío.
Una mirada despiadada.
El pequeño parecía como si sus padres de corazón frío lo hubieran separado de su amante.
El castaño se rió tanto que tuvo que usar la pared para sostenerse.
—Ah, Pequeño Tesoro, no tienes que apresurarte tanto. Hay un dicho que dice que el amor dura más cuando los amantes están separados, ya que la ausencia hace que el amor crezca más. Espera hasta que tu padre se case con el tito Rabis, entonces podrás verlo cada día.
Sus palabras no surtieron ningún efecto.
El pequeño salió corriendo por la puerta.
Luzu se encogió de hombros.
—¿Qué hacemos ahora?
—Comió mucho esta noche.
Sus palabras significaban que el niño no podía usar la técnica absoluta, una huelga de hambre.
El castaño se relajó ante lo que dijo su hermano.
Era un niño, así que no necesitaba hacer grandes planes; Solo necesitaba hacer un alboroto.
Justo después de que terminaron de hablar, se escuchó una gran explosión en la sala de estar.
Luzu y su hermano se miraron y corrieron escaleras abajo.
En tan poco tiempo, toda la sala ya estaba hecha un desastre. Un gran jarrón, originalmente tan alto como una persona, yacía destrozado en el suelo. Cualquier cosa que pudiera ser derribada o rota había corrido el mismo destino.
—¡TITI DE LUQUE!
Samuel sólo usaba el nombre completo de Pequeño Tesoro cuando estaba realmente enojado.
Si ni siquiera el castaño pudo soportar esa expresión aterradora, ¿cómo podría el bollo?
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Pequeño Tesoro se estremeció de miedo al ver el rostro enfurecido de su padre.
Se agitó aún más y sus emociones se volvieron locas. Comenzó a gritar a todo pulmón y corrió para romper más cosas.
Luzu inmediatamente lo persiguió, cautelosamente consciente de que había tantos fragmentos de vidrio rotos en el suelo; Sería desastroso si alguno de los dos se cayera en ellos.
