Capítulo 42: Muérdeme de nuevo

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O tal vez debería decir que no fue él quien cambió, sino que había escondido su verdadero yo y nunca me había dado cuenta realmente.

La mirada de Rubius inadvertidamente aterrizó sobre los restos de sangre en el dorso de su mano, y preguntó:

—Se ... Señor de Luque, ¿qué pasó con tu mano?

Samuel observó de reojo el círculo con marcas de dientes que tenía incrustado, luego lo miró con una sonrisa.

—¿Qué crees?

El ojiverde tragó.

—Estas marcas de dientes me parecen un poco familiares.

Había un rastro de elogio en la expresión del azabache

—Buen ojo.

—Uh, gracias por el cumplido— El rubio tosió una vez y sonrió torpemente antes de preguntar con cuidado— ¿Lo hice yo?

—¿Crees que te estoy mintiendo? Puedes morderme de nuevo para comparar— Sugirió Samuel, antes de ofrecerle su mano.

El menor agitó sus manos, avergonzado.

—¡No hay necesidad, no hay absolutamente ninguna necesidad de eso! iLo admito! ¡Admito que yo fui el culpable! Aunque

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—¡No hay necesidad, no hay absolutamente ninguna necesidad de eso! iLo admito! ¡Admito que yo fui el culpable! Aunque ... ¿qué pasó anoche? No recuerdo mucho después de beber, solo recuerdo que entré en el baño y no recuerdo nada después de eso... Cómo volví aquí?

—Te derrumbaste en el baño de omegas y yo entré para sacarte. Te negaste a ir conmigo y hasta me mordiste— La respuesta fue simple y concisa.

Rubius estaba estupefacto,

—Tú... entraste al baño de omegas...

¡Realmente había cometido un gran pecado! El gran rey demonio se había sacrificado demasiado por su culpa.

—Entonces, ¿por qué estoy durmiendo en un automóvil?— Reunió suficiente coraje para preguntar.

—Porque te negaste a separarte de tu blanquito querido— El mayor enfatizó las dos palabras "Blanquito Querido" con un tono acusatorio.

Rubius miró el automóvil que había idolatrado durante tanto tiempo e inmediatamente creyó lo que el contrario había dicho.

—Lo siento mucho, te he causado problemas— Se disculpó débilmente.

El rubio se sintió terriblemente avergonzado por haber causado tantos problemas cuando era solo la segunda noche que se quedaba.

Samjel no recibió sus disculpas, pero lanzó una pregunta aparentemente sin relación alguna:

—Por qué bebiste tanto anoche?

Al escuchar esto, la expresión de Rubius se tornó oscura.

Al ver su repentino cambio de expresión, la bestia dormida en el corazón de Samuel comenzó a moverse.

El ojiverde no tenía el hábito de compartir sus preocupaciones personales con los demás. Sin
embargo, se sentía tan terrible mantenerlo en su corazón que solo ocupaba expulsarlo.

Se inclinó sin fuerzas contra su asiento y giró la cabeza para mirar el verdor fuera de la ventana mientras murmuraba:

—Mi papel como Meng Changge... simplemente se fue...

El asombro brilló en la cara del mayor,

—¿Por qué?

—Dado que es solo un papel pequeño como antagonista omega, sé que quizás no entiendas mis sentimientos ya que eres un CEO. No sabes lo duro que trabajé para este día, no sabes lo feliz que estaba de conseguir este papel... Todos ustedes no saben ... —Mientras hablaba, levantó de repente una mano para cubrir sus ojos.

El azabache había supuesto que había perdido el control por culpa de Rogel y nunca pensó que la causa sería otra cosa tan distinta.

El rubio no estaba molesto por su ex. En cambio, ¿estaba molesto porque había perdido ese papel?

La penumbra que había estado sintiendo toda la noche se disipó en un instante. Sin embargo, al ver lo molesto que estaba el omega, su corazón se estremeció con simpatía.

¿Cómo podía no saber qué tan importante era su sueño?

De lo contrario, ¿por qué habría seguido subiendo obstinadamente hacia la cima paso a paso a pesar de saber que había atajos que podría haber tomado?

—No estés triste, lo has hecho muy bien— Samuel movió la cabeza del menor para que descansara contra su pecho.

Entonces el culpable no fue el cara espárrago, sino... Fargan.

Fargan Doblas fue el mayor patrocinador de la película "Land Under Heaven", y tenía el derecho de decidir el reparto al final.

Nadie tenía permitido intimidar a su niño, ni siquiera su propio padre.

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