Capítulo 23: Regañando a un bollo

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El impacto de las palabras de Luzu fue demasiado: a Rubius le tomó mucho tiempo digerirlas.

Miró al pequeño moño que se aferraba a él con fuerza.

—Pequeño Tesoro, ¿rompiste todas esas cosas porque querías verme?

El niño asintió.

El rubio frunció el ceño.

—¿No sabes que lo que hiciste estuvo mal?

El pequeño negó con la cabeza.

El ojiverde finalmente entendió por qué Samuel era tan estricto. Este niño probablemente había sido tan malcriado que sentía que todo debía salir como quería.

La mirada de Rubius se volvió seria.

—El tito te va a decir ahora que lo que hiciste no estuvo bien. Sólo los niños malos actúan de esa manera, así que no vuelvas a ser así, ¿de acuerdo?

El menor asintió.

La expresión de Samuel era difícil de describir.

Los psiquiatras habían intentado todo lo posible para detener los hábitos del niño de utilizar el hambre como táctica de manipulación, encerrarse e incluso romper cosas, pero el niño igualmente permaneció completamente impasible.

En cuanto a métodos más agresivos, los dos mayores de la familia nunca soportarían ni aceptarían usarlos, y solo persistirían hasta la mitad antes de ceder y dejar que su precioso nieto se saliera con la suya.

La influencia que Rubius tuvo sobre Pequeño Tesoro fue mayor de lo que esperaba. Por supuesto, esto le encantó.

El rubio regañó al niño un poco más antes de convencerlo suavemente para que se fuera a la cama.

—Mmm, ¿te canto una canción hoy?

El menor asintió obedientemente.

—A ver, ¿qué debería cantar... Ya sé!
Yo solamente quiero amarte y todo mi calor brindarte, te haré olvidar esas penas que te hacen mal. Hay que darle sentimiento y cada momento vivirlo, te haré olvidar esas penas que te hacen mal...Lalalalala!

Apoyándose contra la puerta, Luzu casi se cae. Titi es un niño muy inteligente, ¿cómo es posible que le guste una canción tan infantil?

Pero se dio cuenta de que el pequeño en realidad estaba escuchando atentamente. Lo que era aún más divertido era que su propio hermano estaba haciendo lo mismo...

Después de que Pequeño Tesoro finalmente se durmiera, Rubius se estiró.

—Canté casi todas las canciones infantiles que conozco...

El castaño no pudo evitar llorar y reír.

—Entonces, ¿por qué cantaste canciones infantiles? ¡Puedes cantar otras canciones! ¡Esas canciones casi me matan del aburriento!

El rubio usó una banda elástica alrededor de su muñeca para recogerse el cabello y levantó sus brillantes ojos color esmeralda.

—¿Otras canciones? ¡Además de las canciones infantiles, todas las canciones que conozco son inapropiadas para los niños!

La mente de Samuel recordó cuando Rubius había cantado bajo la luz de la luna.

Luzu se emocionó después de escuchar esto.

—Jajaja ¿en serio, en serio? ¿Qué canciones? ¡Cántalas para mí!

Samuel lo fulminó con la mirada.

El castaño estaba tan asustado que inmediatamente se puso de pie. ¡Su hermano era en realidad del tipo celoso!

—¿Estabas cerca?—Preguntó el pelinegro cambiando de tema.

De lo contrario, ¿cómo podría haber llegado aquí tan rápido?

—No, estaba en mi apartamento, ¡pero llegué en moto! ¿No fui rápido?— Respondió con orgullo.

No es de extrañar que estuviera vestido así.

Su atuendo de hoy era incluso más impresionante que el de ayer. Ayer iba vestido como un espíritu conservador; hoy, él era un demonio salvaje y libre.

—Eso es muy peligroso—La expresión del azabache estaba llena de desaprobación, su mirada se volvió aún más gélida cuando miró a Luzu, quien había sido quien lo llamó para que viniera.

—¡Para nada, soy muy bueno en mi moto!— Agitó las manos en señal de protesta y luego bostezó—¡Ya que Pequeño Tesoro está bien, entonces me iré!

Justo cuando estaba a punto de irse, Samuel dijo:

—Señor Doblas, tengo una petición presuntuosa.

Como ya había desahogado toda su ira contra él antes, volvió a su estado normal y respondió respetuosamente:

—Señor de Luque, no se preocupe, por favor hable libremente. Lo trataré de cumplir si está dentro de mis capacidades.

La familia de Luque era muy poderosa tanto en los círculos respetables como en los clandestinos. El Rey Demonio de Luque (Apodo que Rubius le inventó internamente a Samuel) era alguien que podía atacar con una sola palabra si algo no le gustaba.

El azabache miró a su hijo con la mirada pesada.

—Lo que pasó cuando ustedes dos estaban encerrados dentro de ese almacén en el bar traumatizó a Pequeño Tesoro más de lo que pensaba. En este momento, parece que eres el único que puede consolarlo, así que hasta que Titi se recupere, espero que el señor Doblas pueda vivir con nosotros temporalmente durante ese período de tiempo.

—Rubius se quedó paralizado después de escuchar la petición de Samuel.

—Rubius se quedó paralizado después de escuchar la petición de Samuel

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—¿Hah...? ¿Mudarme aquí y... vivir juntos?

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