~Capítulo 53~

35 5 0
                                    

La noche era fría, casi gélida, mientras nos movíamos hacia los vehículos que aguardaban fuera del cuartel. Todo parecía estar en orden, pero la tensión se sentía en el aire. Margaret estaba muerta, sí, pero sus seguidores seguían operando, tan letales como siempre. No era una misión de venganza, sino de justicia. Las personas atrapadas dentro del puesto avanzando eran inocentes, rehenes del caos que Margaret había dejado a su paso, y necesitaban ser liberadas antes de que fuera demasiado tarde.

Connor caminaba delante de mí, su espalda ancha y la postura tensa me decían más de lo que sus palabras podrían haber expresado. Desde la muerte de Margaret, había estado diferente. Habíamos ganado una batalla crucial, pero él parecía más preocupado que nunca, como si una nueva carga pesara sobre él, y yo sabía exactamente por qué.

La cercanía entre nosotros, la nueva dinámica que habíamos alcanzado después de tanto tiempo, era algo que ambos necesitábamos. Pero la guerra no había terminado. Lo veía en su rostro, en la forma en que sus ojos buscaban los míos con una mezcla de preocupación y determinación cada vez que hablábamos de la misión. Esta vez no solo estábamos luchando por los demás, sino que parecía que estaba luchando por mí, por mantenerme a salvo en medio de todo este desastre.

-¿Estás bien? -me preguntó de repente, girando apenas el rostro hacia mí mientras revisaba su equipo.

Su pregunta, aunque sencilla, llevaba consigo una preocupación evidente, mucho más de lo habitual. Asentí con una sonrisa pequeña, tratando de infundir algo de seguridad en mi respuesta.

-Lo estaré. Mientras estemos juntos, lo estaré -respondí, intentando aliviar la tensión.

Connor asintió, pero no pude dejar de notar cómo su mandíbula se tensaba. No estaba convencido, y eso solo hizo que mi propio corazón latiera con más fuerza.

Camila apareció a mi lado, interrumpiendo ese momento de silenciosa ansiedad. Su rostro, aunque concentrado, tenía ese brillo decidido que siempre mostraba cuando las cosas se ponían serias. Nos miramos un segundo, compartiendo una comprensión silenciosa: no había marcha atrás. Teníamos que hacer esto.

-¿Lista? -preguntó Camila, aunque más por costumbre que por necesidad. Sabía que lo estaba, o al menos lo aparentaba.

-Tan lista como puedo estar -dije, ajustando el kit médico en mi cinturón.

Los vehículos comenzaron a moverse, y Connor volvió a su lugar, en el asiento frente a mí. Observé su perfil, su mirada fija en la carretera mientras avanzábamos. El silencio entre nosotros no era incómodo, pero sí cargado. Sabía que estaba repasando cada posible escenario en su mente, calculando los riesgos. Desde la muerte de Margaret, él había asumido una responsabilidad aún mayor. No solo como líder, sino también como mi protector. Y aunque lo apreciaba, sabía que no podía permitirme depender completamente de él.

De pronto, el jeep frenó bruscamente. Todos en el vehículo nos tensamos al unísono, mirando alrededor. Algo no estaba bien.

-¿Qué sucede? -pregunté, sin poder evitar que mi tono reflejara la misma inquietud que sentía.

-Probablemente una patrulla más adelante -murmuró Connor, sin dejar de observar el frente. Pero algo en su expresión me decía que no estaba del todo convencido.

El silencio que siguió fue incómodo, pesado. Sabíamos que cualquier retraso podría significar que nuestros movimientos habían sido detectados. La misión era simple en teoría: infiltrarnos, liberar a los prisioneros y salir antes de que los seguidores de Margaret pudieran reaccionar. Pero la simplicidad nunca era una garantía en la guerra.

Finalmente, Malcolm regresó a su vehículo, con una expresión sombría. Sabía que las cosas no iban según lo planeado antes de que siquiera abriera la boca.

-Cambio de planes -anunció, con esa frialdad característica de alguien acostumbrado a las crisis. -Hay más guardias de los que esperábamos. No podemos arriesgarnos a una confrontación directa.

Un murmullo de inquietud recorrió al grupo. Connor mantuvo su mirada fija en el mapa desplegado en el capó del jeep. Estaba más callado de lo normal, lo que solo intensificaba mi propia preocupación.

-Nos dividiremos en dos equipos -dijo Connor finalmente, su voz firme pero contenida. -Uno creará una distracción en la entrada principal mientras el otro se infiltra por la retaguardia para liberar a los prisioneros.

-Yo iré con el grupo de infiltración -dije, antes de que alguien pudiera decidir por mí.

Connor me lanzó una mirada rápida, y por un segundo, vi la preocupación mezclada con algo más profundo. No quería que fuera, no así. Sabía que estaba pensando en lo que podría pasar, pero también sabía que no podría detenerme. Era parte de mi trabajo, como lo era para él.

-De acuerdo -dijo, aunque con un tono más bajo. Asintió hacia los demás. -Tyler, Camila, ustedes vienen con nosotros. Malcolm, lidera el equipo de distracción.

Malcolm asintió, sonriendo como si todo fuera parte de un juego, aunque sus ojos delataban que estaba tan preocupado como todos nosotros.

Nos preparamos en silencio, revisando nuestros equipos una última vez. Mientras me ajustaba el chaleco, sentí una mano firme en mi hombro. Me giré para encontrarme con los ojos de Connor, más oscuros de lo habitual.

-Emma, no bajes la guardia ni un segundo. -Su tono era bajo, solo para que yo lo escuchara. -Si algo sale mal, me avisas de inmediato. No me importa lo que esté haciendo, iré a buscarte.

-Connor... -comencé, pero me interrumpió.

-Por favor -susurró, y su mano se deslizó desde mi hombro hasta tomar la mía. -Prométeme que si algo pasa, me lo harás saber.

Su toque me llenó de calidez, pero también de una preocupación que no había sentido antes. Asentí lentamente, sin querer discutir con él.

-Lo prometo -respondí finalmente.

Connor asintió, aunque no parecía completamente tranquilo. Me soltó la mano con una leve caricia antes de alejarse para supervisar al resto del equipo.

La misión comenzó minutos después, con ambos grupos separándose. Mientras el equipo de Malcolm avanzaba hacia la entrada principal, nosotros nos movimos hacia el flanco derecho del puesto, buscando la forma más segura de entrar. El lugar estaba bien fortificado, más de lo que esperábamos, pero sabíamos que teníamos que seguir adelante. Los prisioneros dependían de nosotros.

El silencio en el grupo era absoluto, pero pude sentir a Connor cerca de mí en todo momento. Sus ojos constantemente me buscaban, asegurándose de que estuviera bien. Y aunque agradecía su preocupación, sabía que ambos teníamos un trabajo que hacer.

La infiltración no sería fácil, pero con cada paso que daba, sabía que lo haríamos. Y mientras sintiera su presencia a mi lado, sabía que lo lograríamos juntos.

¿Por qué nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora