~Capítulo 32~

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Connor camina a mi lado, su mirada vigilante en el entorno, pero noto que de vez en cuando sus ojos se desvían hacia mí, probablemente aún preocupado por lo que me pasó. Intento no parecer más herida de lo que ya estoy, pero es difícil ocultar el leve cojeo que acompaña cada paso. El terreno bajo mis pies es desigual y polvoriento, y el calor agobiante hace que todo parezca más lento, más pesado.

A medida que avanzamos, el caos de los momentos anteriores empieza a disiparse un poco. A lo lejos, veo al grupo esperándonos, sus rostros reflejando una mezcla de preocupación y alivio al vernos regresar. Algunos de ellos están sentados, tratando de recuperarse del susto, mientras otros caminan de un lado a otro, inquietos. Tyler está entre ellos, con las manos en la cintura y una expresión de impaciencia que apenas puede contener.

—¡Por fin! —exclama Tyler al vernos acercarnos—. ¿Qué demonios pasó allá atrás?

El tono de su voz es directo, demandante. No es solo curiosidad, hay una clara exigencia de explicaciones. Lo que ocurrió con Jon es un tema delicado, y todos lo saben. Connor, con su habitual calma controlada, intercambia una breve mirada conmigo antes de fijar sus ojos en Tyler. Su rostro está sereno, pero hay una tensión latente en su expresión.

—Jon hizo lo peor que pudo haber hecho —responde finalmente Connor, su tono firme, dejando en claro que no está interesado en profundizar en detalles—. Ya no será un problema.

Sus palabras son frías, casi desprovistas de emoción. Y, sin embargo, cargan un peso enorme que se siente en el aire. Los ojos de Tyler se ensanchan ligeramente al procesar lo que acaba de escuchar, pero no tarda mucho en conectar las piezas.

El silencio que sigue es pesado, pero no dura mucho.

—¿Tú lo mataste? —pregunta Tyler, sin rodeos. Su tono es directo, pero no hay juicio en su voz, solo una necesidad de confirmación. Quiere oírlo de Connor, de sus propios labios.

Connor asiente, sin apartar la mirada.

—Lo merecía —responde Tyler con una tranquilidad escalofriante. Sus palabras caen como piedras en el silencio que sigue. Se toma un segundo antes de continuar, su mirada deslizándose hacia mí por un breve momento—. De todas formas, nos retrasaba. Y después de esto... —mueve la cabeza ligeramente hacia mis rodillas, señalando las heridas—, no iba a permitir llevarlo con nosotros.

La calma de su voz contrasta con la brutalidad de lo que acaba de decir. Para Ty, todo esto parece una decisión lógica, un cálculo frío. No hay rastro de duda en su rostro.

—Por eso lo maté —añade Connor  encogiéndose de hombros, como si se tratara de un simple hecho, una cuestión de inevitabilidad—. Lo toleré lo suficiente.

—Deberías atender esas heridas... pueden infectarse. — comenta Tyler, su mirada fija en mis rodillas.

—Lo haré en un momento. — respondo, restándole importancia.

—Podrías pedirle a Oliver que te ayude. — sugiere Connor.

—No hace falta, es solo un rasguño. Puedo manejarlo sola.

—Está bien. Iré a revisar las coordenadas con Dante. Si pasa algo, me avisas.

—Claro, no te preocupes. Ve tranquilo.

Connor se aleja hacia donde está Dante, dejando tras de sí una sensación de tensión en el aire. Su paso es decidido, pero en su lenguaje corporal noto un aire de indiferencia, como si todo lo que acababa de suceder no lo afectara en lo más mínimo. Desde la distancia, veo a Dante esperándolo, con la mandíbula apretada y el arma en mano, claramente molesto. Aún no alcanzo a oír sus palabras, pero sus gestos lo dicen todo. Está frustrado, moviendo las manos con exasperación mientras habla. Connor, por su parte, responde con un simple gesto, negando con la cabeza y haciendo un ademán despectivo con la mano, como si quisiera quitarle importancia a la discusión. La situación no parece mejorar.

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