~Capítulo 4~

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Me encontraba frente a la puerta de Tyler, habiendo tocado un par de veces y anunciado mi llegada, pero este no abría. El silencio era espeso, casi sofocante.

—Vamos, Tyler, habla conmigo —insistí, esperando alguna señal al otro lado.

Más silencio. Mi paciencia empezaba a agotarse, pero sabía que Tyler estaba atravesando un mar de emociones. No podía dejarlo así.

—Sé que estás enojado, pero debes entenderme —intenté de nuevo, mi voz quebrándose un poco.

De repente, la puerta se abrió de golpe, y ahí estaba él, con los ojos llenos de frustración.

—¿Entender qué? ¿Qué tengo una hermana suicida? ¿Que piensa que todo esto es un maldito juego? —disparó con una furia que me hizo retroceder un paso.

—No es un juego —respondí, intentando sonar firme—. Estuve practicando con Connor y...

—¿Y qué? ¿Crees que unas pocas horas te convierten en una experta? —me interrumpió, su tono cargado de incredulidad—. ¿Crees que puedes aprender en un día lo que llevo perfeccionando durante dos años?

—No me subestimes, Tyler —dije con dureza, aunque sentía un nudo en la garganta.

—No lo hago —respondió con más calma, pero la angustia en sus ojos seguía presente—. Créeme que no lo hago. Pero estoy jodidamente asustado, Emma. Esto me sobrepasa. Cuando tenía apenas cuatro años, llegué a este lugar, esta... "casa", si es que podemos llamarlo así. No recuerdo lo que era estar cara a cara con una de esas cosas. Y la idea de que tú lo hagas me aterra.

Su voz se quebró un poco al final. Me acerqué a él, intentando consolarlo, sabiendo que este miedo que compartía era genuino, profundo, y que lo estaba consumiendo.

—No me pasará nada, Tyler. Nos cubriremos las espaldas, como siempre lo hemos hecho. Estaremos bien —le dije, mirándolo a los ojos, esperando que mi convicción lo calmara un poco.

Tyler me miró en silencio durante unos segundos, sus hombros relajándose ligeramente, aunque la preocupación seguía allí, latente.

—Quiero creerte, de verdad —dijo al fin—. Pero se me hace imposible.

—¿Desde cuándo eres tan negativo? —intenté bromear, aunque sabía que era un intento flojo.

—No es negatividad, Emma. Es solo miedo —confesó en voz baja.

Sin pensarlo, me acerqué más y lo abracé, sintiendo la tensión en su cuerpo mientras intentaba reconfortarlo.

—Estaremos bien —repetí con suavidad—. Todos. Connor, Camila, Alexander… será como si nunca nos hubiéramos ido.

Tyler suspiró y se apartó suavemente del abrazo, pero su mirada seguía cargada de preocupación.

—Eres la mayor, supongo que tendré que hacerte caso —dijo con una sonrisa forzada—. Aunque pienso que esta es una idea terrible.

—Así me gusta —sonreí de vuelta, intentando aliviar la atmósfera—. Ahora, ve a descansar. Mañana será un día largo.

—Descansa tú también —dijo antes de dar media vuelta y entrar a su cuarto.

Mientras me dirigía al mío, una figura apareció en mi campo de visión. Era Alexander, caminando con el cabello aún húmedo y una toalla colgando de su hombro. Su mirada parecía perdida en sus propios pensamientos, pero notó mi presencia y se detuvo.

—¿Nervioso? —le pregunté, tratando de captar su atención.

—¿Por qué estaría nervioso? Solo voy a mi habitación —respondió con una pequeña sonrisa.

¿Por qué nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora