~Capítulo 23~

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Mientras la conversación sobre Alexander continuaba, me encontraba atrapada entre la angustia y el deseo de desahogarme. La limonada en mi mano se había vuelto tibia, y mis pensamientos eran un torbellino de emociones que amenazaban con desbordarse. Martha seguía hablando, describiendo lo bueno que había sido Alexander, como si yo no supiera ya todo eso.

—No pude creerle cuando Oliver me lo contó... tenía toda una vida por delante, pobre muchacho—dijo, su tono impregnado de tristeza.

—Sí...—respondí sin realmente escuchar, sintiendo que cualquier intento de consolarla me parecía vacío. No tenía energía para ser la amiga que ella necesitaba en ese momento.

—¿Cómo lo tomó Sonia? Ama a su hijo—preguntó, con una mezcla de preocupación y compasión.

—Mal, ninguna madre está preparada para perder a un hijo... supongo que es una reacción normal—murmuré, sintiendo que las palabras se me atascaban en la garganta.

Justo cuando estaba a punto de contestar, la puerta de la cafetería se abrió de golpe. Connor hizo su entrada, su rostro mostraba seriedad.

—Emma, ¿podemos hablar un momento?—preguntó, y en su tono noté una urgencia que me hizo sentir que me estaba salvando de una conversación que se tornaba cada vez más incómoda.

Martha me miró y asintió con la cabeza, comprensiva.

—Ve, ya hablaremos en otro momento—dijo, sonriendo a medias.

Sin dudarlo, me acerqué a Connor, sintiendo una mezcla de ansiedad y alivio.

—¿Pasó algo?—indagué, confundida.

—Hay reunión de exploradores en el sector negro... y quiero que estés ahí. Solo debemos ser discretos, no quiero que Jon meta sus narices donde no le importa—me explicó, su mirada firme.

—Bien, iré tras de ti—respondí, sintiendo que era lo mejor en ese momento.

Asintió y salió de la cafetería, yo lo seguí, alcanzándolo casi al instante. La tensión en el aire era palpable mientras entrábamos en el lugar donde se llevaría a cabo la reunión.

—¿Y bien?—preguntó Dante, apenas cruzamos la puerta.

—Jon tiene nuestras armas bajo llave, no podemos acercarnos mucho. Tiene su propia arma—dijo Connor, manteniendo un tono bajo y serio.

—Nos estamos haciendo mucho problema—habló Tyler, sentado en una de las gradas. —Tomemos el búnker a la fuerza. No hay nadie más capaz que nosotros—se encogió de hombros, mostrando una confianza que casi era contagiosa.

—¿Un golpe de estado? ¿A eso te refieres?—Cami frunció el ceño, claramente escéptica.

—Eso—confirmó Tyler, apuntando hacia ella. —Jon se va a cagar en los pantalones.

—No había presentado esa idea, porque era el último recurso...—anunció Connor, su voz tensa. —Lo último que queremos es caos.

—A mí me parece bien—dije de pronto, sintiendo que el coraje comenzaba a surgir en mí. —Jon es un idiota, no tenemos nada que perder. Podríamos formar nuestra propia organización.

Tyler asintió, como si mi palabra le diera más fuerza. —Una vez tomado el búnker, organizamos un plan, nos equipamos y vamos por Alexander.

—Si está vivo...—murmuró Dante, pero no dudaba de mi decisión.

—Lo está—dije decidida, sintiendo que mi voz se volvía más firme.

—Nadie debe salir herido, debemos hacer las cosas bien—dijo Cami, su expresión grave. —Tenemos que demostrar que no somos los malos.

¿Por qué nosotros?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora