Capítulo 8: LA SEGUNDA TAREA

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Enero pasó en agonía, al igual que las primeras semanas de Febrero.

El enamoramiento de Draco por Potter creció, y Potter se volvió más reacio incluso a reconocer su existencia.

Sin embargo, si había algo positivo en esto, era que Draco se acercó más a Pansy y Blaise. En las noches, en lugar de retirarse a su dormitorio después de sólo unos minutos de conversación, se quedaba despierto y jugaba snaps explosivos con ellos, algo en lo que Draco era bastante malo. Y aunque era competitivo, fue lo más divertido que había tenido con ellos en años. Al menos desde los días de vacaciones en Francia cuando eran niños pequeños.

Pero reír con ellos no era nada como reír con Potter, algo que Draco había pensado que probablemente nunca volvería a hacer.

Cuatro días antes de la Segunda Prueba, Draco se limpiaba las manos con una servilleta después de cenar. No importaba cuántas veces se dijera a si mismo que los utensilios tenían un propósito, Draco se volvió adicto a comer patatas fritas con las manos.

Maldito Potter por enseñárselo.

Draco se dirigió a los baños de chicos en el primer piso y se enjabonó los dedos. Entonces, la puerta de un cubículo se abrió detrás de él, haciendo que Draco levantara la vista.
Potter salió y sus ojos se encontraron en el espejo. Potter se detuvo, luego puso los ojos en blanco mientras escogía el lavabo más alejado de Draco.

Draco continuó lavándose las manos. 

Habla con él.

Miro por el reflejo del espejo para asegurarse de que estuvieran solos.

Draco tragó mientras sus manos aún estaban bajo el agua.
-Sé que se supone que no debo hablar contigo, pero buena suerte.

Potter no dijo nada.

Cuando Draco cerró el fregadero y fue a limpiarse las manos, decidió que tenía que hacer lo que fuera necesario para que esa sensación de enojo desapareciera. Entonces, dijo:
-Me gustas, Potter -Draco tragó- Me enamoré de ti. Se suponía que debía hacer que te enamoraras de mí, pero yo también me enamoré de ti.

-La tarea es en cuatro días –habló Potter– Si crees que no sé lo que estás haciendo...

-No estoy tratando de distraerte, lo juro. Lo digo en serio. Me gustas.

Al principio, era como si Potter realmente fuera a preguntar, como si tuviera esperanzas, pero luego su rostro cambió y lo miró de una manera que hizo que Draco se estremeciera.
-Eso es tu culpa. Enfréntate a ello.

-Lo siento mucho. Quiero compensarte.

-¿En serio?

-Sí.

-Entonces sigue sin hablarme. Eso es lo que quiero. Si haces eso, tal vez te perdone cuando nos graduemos. 

-Potter...

-Déjame en paz. Lo digo en serio.

El rostro de Draco se puso rojo, su pecho ardiendo por el fracaso.
-Quiero que me devuelvas los calcetines de snitch.

Potter se cruzó de brazos.
-Los quemé.

Draco jadeó.
-¡Idiota!

-¿Yo? ¿Yo soy el idiota?

-Esos calcetines eran lindos.

-Me los dio una mala persona. ¿Por qué querría conservarlos?

-Siguen siendo unos calcetines bonitos, ¡al diablo quién te los dio!

Potter no dijo nada. 

-¿Descubriste el huevo? –Preguntó Draco, tratando de llenar el silencio mientras ambos se limpiaban las manos con toallas.

Todo fue solo un juego - (español) || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora