Capítulo 21: EL BESO

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Conmocionado, Harry tuvo su última clase con el Ejército de Dumbledore el día antes de irse por las vacaciones de Navidad. Hizo todo lo posible para fingir que estaba bien, para que ninguno de sus compañeros notara que se debilitaba y flaqueaba. Ron y Hermione lo sabían, pero se lo guardaron para sí mismos y no lo miraron de manera diferente, gracias a Merlín.

Tenerlos allí lo tranquilizó lo suficiente. Sin embargo, surgieron temores extraviados.

¿Voldemort podría escuchar mis pensamientos? ¿Podía ver dónde estaba? ¿Cuál era el alcance de esto? ¿Era esto real? ¿Estaba en la Sala de los Menesteres o estaba durmiendo y Voldemort estaba haciendo esto realidad?

Hermione lo sacó de su trance.
-Se suponía que íbamos a irnos hace cinco minutos –dijo mientras todos continuaban lanzando hechizos.

-Cierto –dijo Harry, y luego se volvió hacia todos los demás– Muy bien a todos, muchas gracias. Los veré después de las vacaciones. ¡Buen trabajo a todos, de verdad!

Todos le agradecieron y salieron de la Sala de los Menesteres entre risas y alegría, charlando sobre la clase y sobre los planes que tenían para las vacaciones. Y todo en lo que Harry podía pensar era en Voldemort. Hizo todo lo posible para evitar la envidia que sentía por los demás. Sus vidas deben ser muy despreocupadas.

¿Qué pasa si Draco no está a salvo durante las próximas dos semanas? ¿Voldemort sabía lo de ellos? ¿Voldemort estaría con él?

Harry tragó mientras empacaba su bolso, solo para ser interrumpido por un sollozo en la esquina.

Cho se paró frente a uno de los espejos de la habitación, mirando la foto de Cedric. Ella se secó los ojos. A Harry también le dolía verlo. Una vida quitada demasiado pronto. El ardor de la responsabilidad de su muerte era tan salvaje como su dolor por él.

La culpa le hizo dar un paso adelante y consolarla. Tal vez a él también le traería algo de consuelo.
-¿Estás bien? –Preguntó Harry– Escuché que Umbridge te hizo pasar un mal rato el otro día.

-Sí, estoy bien. Es sólo que aprender todos estos hechizos en estas clases me hace preguntarme si él los habría sabido... –Cho miró la fotografía, con el corazón tan apenado como el de Harry.

-Cedric sabía estas cosas. Era realmente bueno –las lágrimas llenaron sus ojos. Y Harry entendió el dolor. Pensó en el recuerdo, Voldemort caminando sobre él como si no fuera nada. Sólo un intruso Es sólo que Voldemort era mejor.

Ella asintió y luego lo miró.
-Eres un muy buen maestro, Harry.

-Gracias –dijo, listo para que la conversación terminara, sin embargo, ella se acercó a él. 

Oh, no. Más conversación.

-Feliz Navidad, Harry –susurró Cho, y luego se inclinó. 

Harry ni siquiera sabía lo que estaba haciendo hasta que lo hizo. Los labios de Cho estaban sobre los de él, sus ojos cerrados.

Espera, ¿qué?

Y luego se quedó helado de horror. Oh no, ¿qué estaba haciendo?

Aléjala...

Espera...si alguien estuviera aquí, esto podría ser un encubrimiento para él y Draco. Es algo que necesita si Voldemort decidiera buscar en su cabeza. Y sus amigos dejarían de molestarlo.
Esto podría ser algo bueno. Entonces, durante unos segundos, él le devolvió el beso.

Y apestaba. Merlín, le gustaban los chicos. Le gustaban mucho los chicos.
Realmente le gustaba Draco.

Se alejó al pensar en él, sus piernas se sentían como hielo. Todo su cuerpo se sintió así. Entonces Harry miró hacia un lado, pero no había nadie aquí. Esto no fue un encubrimiento. Esto fue un error. Un error horrible y estúpido.

Todo fue solo un juego - (español) || DrarryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora