Josué 22:34 | El único juez es Yavé

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10 de junio del año 2022

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10 de junio del año 2022


A lo largo de los capítulos de Josué he estado leyendo el reparto de la tierra prometida y... hago notar que me sorprendió que esta no sea una tierra vacía. No sé por qué había pensado que sería una tierra sin habitantes.

El hecho de que fuera una tierra habitada resultó ser mejor, porque dio cabida a que Yavé mostrara que el pueblo de Israel tenía su favor. Él los acompañó durante la guerra y, así, ellos obtuvieron las tierras del pacto. Fue genial leerlo, ir viendo los nombres de todas las ciudades que tomaba Israel y ver incluso que a algunos pueblos conquistados se les permitió vivir. Esto quiere decir que el pueblo de Israel realmente estaba dispuesto a dejarse guiar por Yavé, confiando en su juicio respecto a quienes merecían cohabitar con ellos y quiénes no.

Yavé es el juez, no nosotros.

Y hago notar incluso más lo ocurrido con los hijos de Gad, Manasés y... ¿Dan? No lo recuerdo. El punto es que ellos construyeron un altar testigo y Josué, Eleazar, Finees, etc., pensaron que ellos se desviaban de los caminos de Yavé. Pero la intención y el propósito de los de Gad y compañía eran puros. Ellos se defendieron aduciendo que, si habían actuado con mal, Yavé los juzgaría.

Eso me gusta porque hay en este mundo muchas cosas que a miles de religiosos les pueden parecen "no cristianas" o "contra Dios", pero Yavé es el único que puede juzgarlas, porque es él el único que conoce nuestros corazones y lo que mueve nuestro obrar.

Me siento compelida en lo personal con este tema, porque no pocas personas me han criticado por mi demisexualidad y por amar a Yavé, como si el hecho de ser demisexual hiciera menos digno lo que siento por él. Esa es una de las razones por las que decidí no formar parte de ninguna religión ni representar a ningún grupo o congregación. Tengo amigos y amigas homosexuales y he aprendido que el amor, en tanto que es puro y vuelve a Yavé, en tanto que reconoce que Yavé es el primero que nos amó, es bello.

En mi relación personal con Yavé, es él quien ve mi corazón y el único que puede juzgarlo. ¿Quiénes somos nosotros para criticar y señalar?

Polvo.

¿Quiénes somos nosotros para anteponer lo que deseamos a lo que Dios manda?

Polvo. Por eso sé que, si estoy equivocada, Yavé me cambiará según su voluntad.

MPLB: Mi Primera Lectura BíblicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora