Proyecto «Conociendo a Yavé».
Básicamente, el análisis bíblico de una criticona que terminó siendo Ovejhacendosa. Mis primeros pasos, pensamientos que pueden o no cambiar con el paso del tiempo.
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12 de junio del año 2022
Terminé el libro de Josué y... se suponía que esta entrada se llamaría algo así como "final del libro de Josué" o "la muerte de Josué y Eleazar".
Pero la mención de José fue superior a mí, no solo porque hasta ahora es mi ejemplo a seguir y lo que vivió llega a mí corazón, sino porque me dejó pensando en... lo increíble que es que él pidiera que sus huesos fueran enterrados en esa tierra y que, muchos años después, ese deseo se cumpliera.
Leí en una de las cartas de los apóstoles de Jesús (no recuerdo cuál, para variar xD) que eso es fe. Fe es que José preparase y dejara instrucciones sobre qué hacer con sus huesos sin tener certeza concreta de la existencia de la tierra prometida. Por alguna razón, eso me conmueve inmensamente.
Que sus huesos pudieran descansar junto a su pueblo, sus descendientes. Que llegaran a casa.
Yavé no olvida, y creo que ya he mencionado eso en varias ocasiones antes.
Quiero ser más como José, a pesar de estar lejos de ser tan íntegra y responsable como él. Quiero tener un modelo a seguir bueno, no aspirar a esconder mi bondad o a ponerme máscaras de supuesta astucia para que los otros piensen que soy dura. En un mundo donde la gente necia piensa que ser bueno es no ser uno mismo o ser falso, yo quiero evitar la falsedad de la maldad. Quiero evitar la coraza hipócrita de la sociedad y ser inteligente, sabia, bondadosa, noble, justa, amable, honesta, disciplinada, divertida, responsable, humilde, digna y no olvidar nunca que Yavé es amor.
Amo quien soy, pero también quiero trabajar en mí, invertir en mí, para poder ser quien quiero ser (o sea: quien Dios quiere que sea). Y ese es el mayor regalo de amor que me puedo hacer a mí misma. Yo quiero ser como José, como una mujer auténtica pero ejemplar, que cuando muera sea llorada porque la gente la amó, tal como lo fue José.
