Proyecto «Conociendo a Yavé».
Básicamente, el análisis bíblico de una criticona que terminó siendo Ovejhacendosa. Mis primeros pasos, pensamientos que pueden o no cambiar con el paso del tiempo.
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5 de mayo del año 2022
Empiezo Deuteronomio con un bello recuento del viaje de Israel. Fue conciso y me ayudó mucho a orientarme y a proyectarme.
En medio de este recuento (que, asumo, todavía no termina) encontré algo que quiero resaltar.
Esaú y Lot.
Moisés recalca que Yavé advirtió a Israel de no meterse con los descendientes de Esaú y Lot, porque él entregó Seir y Ar a ellos. Y eso me conmueve, porque cuando el pueblo israelita pasó por ahí, había pasado mucho tiempo desde el momento en que Yavé hizo su promesa a Esaú y todavía más tiempo desde que hizo su promesa a Lot.
Y pensé que... él no olvida.
Siendo una persona con dificultad para olvidar, puedo decir que eso puede ser un arma de doble filo. He conocido en carne propia la desventura de no poder superar un agravio, así como he podido mantener mi palabra a través de los años. He intentado reforzar mi lealtad y aprender a dejar ir lo malo. Es difícil.
Admiro a Yavé por ser capaz de amansar su dolor e ira en los momentos adecuados sin que eso disminuya su lealtad. Él no olvida, siempre recuerda a quien fue leal con él, pero a la vez puede dejar ir lo malo y perdonar. He ahí algo que debo aprender de él.
Esta lección es importante.
Él olvida lo que debe ser olvidado, pero recuerda lo que debe ser recordado.
