Isaías 48:22 | El sol

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19 de enero del año 2023

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19 de enero del año 2023


Este capítulo ha sido uno de los pocos en que he notado más el amor de Yavé a sí mismo, a su nombre. Creo que amerita una breve reflexión.

Puedo imaginar la reacción de los egocéntricos al leer esto. Su batalla es de ego, así que no les agrada la idea de someterse a la ley de Yavé (hay entre ellos quienes ni siquiera quieren someterse a la ley de los hombres y cometen delitos como si tuvieran derecho a hacerlo por ser "libres"). Hay quienes pueden leer este capítulo y pensar: "¿No que los creyentes predican amar a otros más que a uno mismo?".

Y lo hacemos, pero también sabemos que el mundo entero está en segundo lugar y que el primero solo pertenece a Yavé. Él tiene el derecho y la potestad de amarse a sí mismo, porque él es Dios. Él tiene el derecho y la potestad de exigirnos amarlo, porque él es Dios y nos creó para amarlo a él (y, en segundo lugar, amarnos los unos a los otros). Es más, incluso me atrevería a decir que él nos ama por amor a sí mismo y a la obra de sus propias manos.

Y eso está perfectamente bien, porque así es como ama Dios. Y eso está perfectamente bien, porque nosotros somos uno con él y él con nosotros. Amándose a sí mismo, él nos ama.

Yavé es el sol de nuestro sistema solar y la razón por la cual los creyentes desdeñamos el egocentrismo es que no puede haber dos soles en nuestro sistema. Una vez que comprendes esto, reconoces tu lugar y dejas de intentar ser el sol, entonces el sistema puede funcionar de modo óptimo.

En mi sistema solar, Yavé es el sol, quien lo mueve todo porque es mi motor y mi núcleo. Mercurio es la escritura, el propósito de mi ser después de Yavé. Venus es mi familia, mis amigos, los animales y el resto de la creación, porque nací para darles amor. Yo soy la tierra, porque en mí hay vida y amo mi vida. A partir de Marte, el planeta de las metas y objetivos, hay cosas importantes, pero no imprescindibles. Todos mis planetas tienen la ubicación perfecta para existir en armonía. La ubicación perfecta para hacerme feliz y que Yavé sea feliz a través de mí.

Entonces sí, Yavé es el Yo, y solo él puede ser ese Yo. Solo él es el sol, no yo. Y tampoco tú.

MPLB: Mi Primera Lectura BíblicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora