A muchos kilómetros de distancia se encontraba Chanyeol en una calma aterradora que tenía a todos a su alrededor con los nervios de punta. Él parecía un robot, con sus emociones apagadas y sus ojos convertidos en pozos oscuros y fríos que no reflejaban nada de lo que ocurría en su interior, incluso su padre estaba destrozado llorando por la muerte de Boah. Chanyeol no había derramado ni una sola lágrima.
Changwook perdió la paciencia, era cierto que la muerte para ellos era algo del diario vivir y no se impresionaban con facilidad, pero se trataba de su madre, la mujer que lo trajo al mundo y lo cuidó como el más preciado de los tesoros. Boah construyó una vida en torno a Chanyeol y se dedicó a convertirlo en un digno sucesor, su hijo no podía tratar su muerte como si fuera un negocio que había salido mal y que se debía resolver.
─¡Esto es tu maldita culpa! ─el grito Changwook vino acompañado de una fuertísima bofetada que tomó por sorpresa a Chanyeol y casi lo manda al suelo.
Él ni siquiera se tomó la molestia de tocar su mejilla, el sabor metálico en su boca y la humedad que bajaba por su barbilla le indicaban la potencia del golpe, la única señal de que no era una estatua fue su lengua limpiando sus labios.
─¿Qué mierda pasa contigo, Chanyeol? Te dije un millón de veces que tenías que lidiar con ese bastardo, te dije que debías controlarlo, y míranos. ¡Mira lo que nos ha hecho!
Chanyeol acomodó las mangas de su camisa como si nada y con un gesto de cabeza les indicó a los presentes que se marcharan. Incluso Sehun vaciló en hacerlo, su hermano estaba tan lejos de ser él mismo que le preocupaba que se fuera a los golpes con su padre, y Changwook no estaba ayudando para nada con sus reclamos; sin embargo, cuando Chanyeol lo volvió a mirar con el ceño fruncido, Sehun decidió que era mejor no agregar leña al fuego con su desobediencia.
─Estamos controlando la situación.
─¿Controlando? ¡Tu madre está muerta! Murió quemada, atrapada en un auto que explotó sin la más mínima posibilidad de defenderse, de pelear por su vida... Es una muerte indigna para una guerrera como ella...
─¿Acaso había una manera correcta en la que mi madre debiera morir?
Un segundo golpe llegó sobre el primero y esta vez Chanyeol sí tuvo que llevar el dorso de su mano a limpiarse la sangre que le escurría de la nariz y la boca, aunque su padre fuera unos centímetros más bajo que él, era una mole de músculos bien conservados con los años. Y claro, él no pensaba responderle, casi sentía un alivio a su perpetua agonía con ese dolor físico, se lo merecía.
─Esto es tu culpa ─masculló Changwook entre dientes mirándolo con tanto desprecio que Chanyeol se sintió como ese niño pequeño que alguna vez corrió a su padre buscando amparo cuando Jonghyun lo golpeó y solo encontró esa mirada asqueada mientras le decía que no podía ser tan débil, así se sentía exactamente─. Si hubieras mantenido a tu esposo satisfecho en la cama, él no hubiera corrido a abrirle las piernas al primer imbécil lo suficientemente estúpido como para querer robártelo. Nunca fuiste capaz de amarrarle las riendas y ahora hemos perdido más de lo que podremos recuperar.
─Baekbeom es un problema, sí, pero él no está solo. Tal vez deberías preguntarte cómo es que llegó una bomba al auto en el que se iba a movilizar mamá, si la revisión es el paso más básico antes de autorizar la salida de la casa. ¿Cómo es que tus hombres dejaron pasar algo así?
─Los autos salieron limpios de la casa, ya me lo confirmaron. En algún punto del recorrido debieron alterarlos.
Chanyeol notó la duda en los ojos de su padre. Incluso si la caravana se detenía en un semáforo, a menos que un fantasma lo hubiera hecho, ninguno de los guardias de su madre, que eran de los más estrictos de Salento, perros viejos en el trabajo que ya se sabían todas las mañas, hubiese permitido que alguien se acercara sin intervenir. Eso apestaba a traición a kilómetros de distancia y Chanyeol estaba a punto de mencionarlo cuando las palabras de su padre lo detuvieron.
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💣DAMAGE💣 [Serie Salento - Libro 2]
RomanceLas máscaras cayeron. Los secretos se revelaron. Aliados y enemigos están listos. Todas las cartas están expuestas sobre la mesa y es el momento de la batalla definitiva. Ambos bandos saben que ninguno podrá salir ileso, no habrá ganadores... Pero...