Chanyeol sentía que el corazón le trepaba por la garganta y se le quería salir. Estaba manejando como un loco por la carretera desde que le avisaron que sí se trataba de su Baekhyun y de Jongin, y que venían heridos. Escuchar que él se había desmayado le convirtió la sangre en hielo líquido que lo paralizaba, le dolían los dedos por apretar el volante y veía borroso, nunca antes en su vida había sufrido de tanta ansiedad como en ese momento.
Algunos metros atrás lo seguían otros vehículos y una ambulancia en la que iba Joohoney muy preocupado, el único informe que recibió fue que ambos estaban cubiertos en sangre, pero nada más, no tenía ni la menor idea de la cantidad o gravedad de heridas que pudieran tener y él estaba solo, era el único médico en el lugar y su prioridad debía ser el señor Kim. Incluso si su corazón quería atender primero a Jongin.
Poco antes de llegar al tercer puesto de control, el vehículo que los traía se detuvo cuando vio la caravana acercarse, los cuatro autos se estacionaron en fila y dejaron que la ambulancia pasara primero. Joohoney saltó antes de que se detuviera y corrió a revisarlos porque su compañero gritaba que ninguno de los dos respondía.
Chanyeol se quedó paralizado en la silla del auto por el miedo aplastante, él no era un hombre temeroso, Dios era testigo de que nada conseguía frenarlo en sus propósitos, sin embargo, la terrible idea que rondaba en su cabeza de que fuera demasiado tarde le taladraba el pecho y él estaba al borde de un ataque de pánico, eso lo supo Sehun cuando lo vio, y lo entendía perfectamente, fue lo mismo que sintió al llegar a la clínica sin saber si Luhan y su hijo seguían con vida o no. Era algo que no podía desearle ni a su peor enemigo.
─Ven, él va a estar bien, vamos a verlo.
Chanyeol asintió aterrizando de la nebulosa y respirando profundo, sintió sus piernas aflojarse al caminar hacia el auto porque, justo en ese momento, Joohoney estaba sobre Baekhyun revisándolo y él alcanzó a ver la camiseta empapada de sangre que el médico estaba levantando en busca de heridas.
La cabeza de Baekhyun estaba inclinada hacia el lado del conductor y no podía mirarla así que entendió que lo mejor era esperar a que valoraran su estado antes de hacer lo que quería, que era apartar a Joohoney a un lado y abrazar a su Hyunnie con todas sus fuerzas para no soltarlo nunca más.
─No tiene heridas, señor, sabré más en el centro médico, pero parece estar bien, creo que se desmayó por el desborde de emociones. ─dijo Joohoney mientras se retiraba y entraba en la parte de atrás para ver a Jongin.
Chanyeol por fin pudo acercarse y tocarlo, si no fuera por el terrible aspecto de las manchas rojas en su ropa, manos y hasta cabello, parecería un ángel dormido en completa paz, tan hermoso como siempre; así que le acarició el rostro sintiendo la picazón en los ojos que amenazaba por romper esa armadura tan fuerte que lo había mantenido en pie durante esos días de angustia sin él.
Cuando Chanyeol bajó la mano a su vientre y alcanzó a percibir un ligero movimiento contra su palma, todo el autocontrol se fue al carajo y sollozó arrodillándose junto Baekhyun y besando a sus bebitos que también estaban a salvo. Vivos, al menos, todavía faltaba evaluar su estado real.
Jongdae y Yixing, que también habían venido, veían esa escena con conflicto en su interior, el destino se burlaba de ellos al tenerlos en lo que debía ser la etapa más feliz de sus vidas en medio de tantos problemas, ambos pensaban en sus propios hijos y el terror que sentirían si los alejaran de su lado. Yixing palmeó el hombro de su enemigo para darle ánimo porque el chico era su hermano, después de todo, y verlo llegar como si viniera de la guerra no debía ser nada amable.
─El señorito venía conduciendo, señor Park, yo lo vi tan pálido que le pedí que me dejara hacerlo a mí, luego lloró y se desmayó, no dijo mucho. ─declaró el guardia que los traía y Chanyeol asintió sin mirarlo.
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💣DAMAGE💣 [Serie Salento - Libro 2]
RomanceLas máscaras cayeron. Los secretos se revelaron. Aliados y enemigos están listos. Todas las cartas están expuestas sobre la mesa y es el momento de la batalla definitiva. Ambos bandos saben que ninguno podrá salir ileso, no habrá ganadores... Pero...