45. A mí me da igual

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Nadie lo vio venir.

Mientras toda la acción se efectuaba dos cuadras arriba, el sargento Navarro aterrizó con su halcón en el limitado espacio disponible en la plaza del pueblo y se dispuso, junto con sus compañeros, a ayudar a los últimos civiles que debían evacuarse. Afortunadamente todos los rehenes de la iglesia ya habían sido derivados a diferentes puntos de atención y sacados del anillo.

Jooheon llegó para atender a sus compañeros heridos, los que se habían refugiado en uno de los edificios aledaños, a él personalmente le importaban un pepino los civiles, por eso prefirió ocupar su tiempo y destreza en garantizar que no debieran enterrar a más de sus amigos. Su mente estaba con Kai y él se encontraba cubierto en la terraza lanzando el infierno contra los pocos nocaimeros que quedaban.

Ante el silencio luego de los estallidos, comprendieron que la misión había terminado y Jooheon se acercó al sargento para solicitarle que llevara a uno de los nuevos comandantes que tenía una herida peligrosa en un costado y necesitaba atención urgente.

Los jovencitos se habían detenido y estaban siendo revisados de nuevo por los militares para garantizar que no llevaran ningún tipo de arma al subir al helicóptero, ninguno se resistió, pero estaban discutiendo porque se negaban a abandonar los cuerpos de sus amigos, dos de ellos alegaban que eran sus hermanos y no podían dejarlos atrás. Cosa que los militares comprendían y por eso ofrecieron subirlos a uno de los camiones que saldría con los chicos de Salento heridos.

Todo pasó en un segundo.

Dos militares levantaron una de las camillas improvisadas y comenzaron a caminar llevándola hacia el camión. Jooheon encontró sospechoso que uno de los chicos, el más pequeño, pareciera más asustado ahora que cuando corrían entre las balas y le ordenó a uno de sus hombres que examinara bien el cuerpo que todavía yacía en el suelo antes de moverlo. En cuanto el soldado de Salento levantó la camisa del niño y Jooheon vio una costura desde el ombligo hasta el pecho, gritó para que todos se alejaran.

Fue demasiado tarde.

La explosión arrasó con todos ellos y se unió a la del otro cadáver que ya estaba demasiado cerca del camión para ese momento. Los malditos Bughan habían usado a esos niños para joderlos hasta el último segundo, y los adolescentes lo sabían, ellos tenían claro que morirían en el instante en que detonaran las cargas explosivas dentro de sus amigos, pero no les importó.

Kai se encontró con una imagen terrorífica desde la distancia y prácticamente voló bajando de la terraza para correr a ayudar. Minho llamó ayuda y respaldo por el radio, no había más fuego enemigo, los habían matado a todos y ese último ataque fue una puñalada en la espalda que sinceramente no se esperaban.

Para el momento de llegar al lugar de la explosión Chanyeol se quedó petrificado, él no sentía el menor asco por la sangre o los cuerpos en pedazos, a eso estaba acostumbrado, pero el olor era algo del infierno y la destrucción fue devastadora. Únicamente los quejidos que se escuchaban los motivó a continuar y socorrer rápidamente a sus amigos.

El helicóptero estaba inservible, la tripulación muerta y el sargento Navarro voló varios metros por la onda expansiva. Su chaleco táctico y el casco le protegieron la parte superior, pero una de sus piernas estaba muy lastimada y un trozo de hueso salía de su pantorrilla. Era una suerte que estuviera inconsciente, eso debía doler como el infierno.

Kai perdió la respiración cuando se encontró a Jooheon en el suelo en un estado lamentable. La mitad de su cuerpo estaba quemado, pedazos de tela fusionados con su piel derretida y de la rodilla hacia abajo de su pierna izquierda no quedaba más que una masa de carne recortada.

─¡Honey, despierta! ¡¿Me escuchas?! Maldición, tienes que despertar.

Kai lo cacheteaba y lo sacudía, pero su novio no reaccionaba de ninguna manera, entonces se dio cuenta de que su cabeza también sangraba y de su pierna salían chorros que debían controlar antes de que fuera tarde. Con un cinturón logró apretarle el muslo su único consuelo en ese momento era comprobar que su corazón seguía latiendo.

💣DAMAGE💣 [Serie Salento - Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora