Los días siguientes regresé al asilo a visitarla, más que nada porque no le había llevado su regalo contando conque iría conmigo. Había limpiado mi casa de arriba abajo y les destiné una habitación para mis gatos en el garaje, pero los volví a recibir dentro de mi hogar al saber que ya no era necesario.
Hice tiempo para poder seguir con las grabaciones de «En cualquier lugar», por lo menos me dejaba un poco más libre que en «Tempestad En Lilith» se hayan tomado la semana de receso.
No quería molestar a Vincent así que a pesar de que me salía un ojo de la cara tomar un taxi hasta allí lo hice. En un inicio pensé en ir en mi coche pero descarté la idea porque no me veo capaz de hacer un viaje en carretera yo sola.
Fueron en concreto cuatro veces en las que fui, pero cada vez mi ánimo decaía más al verla así. Hablar con alguien que no sabía dónde estaba o que con suerte sí podía seguir el hilo de la conversación era agotador. Nos dedicamos más que nada a ver la tv mientras comíamos palomitas como lo hacíamos cuando vivíamos juntas.
Hasta que en la última ocasión que fui volvían a tenerme malas noticias, treinta y uno de diciembre. El último día del año, donde todos parecen muy felices y con esperanza de que el próximo año sea mejor, y nunca resulta ser verdad. O por lo menos en mi caso.
—Lo siento mucho señorita Kelly, pero esta mañana doña Beatrice tuvo una baja de presión y lo mejor es que descanse por ahora.
—¿Por qué no me dijo eso en la mañana y así no venía a perder mi tiempo? —Quise no mostrar mi enojo pero no salió tan bien.
—Porque creí que era necesario decirle esto en persona... —Señaló el sofá de la entrada. —Tome asiento, por favor.
Sintiendo verdadero terror por lo que estaba por decirme hice lo que me sugirió sin parar de tener mi vista en ella.
—Al parecer... La salud de la señora Beatrice se deteriora con bastante rapidez y el médico nos dijo que lo mejor sería que se someta a una cirugía. —Miró hacia abajo jugando con sus manos. —. No le voy a mentir, es algo complicada. La taza de supervivencia y/o éxito no suele superar el sesenta por ciento dependiendo el paciente, pero es necesaria si la queremos aquí más tiempo.
Solté todo el aire de mis pulmones, como si me acabaran de golpear el estómago. Sesenta por ciento es muy poco, no es tan jodido como un maldito cincuenta pero es bajísimo.
—¿Cuánto viviría de no hacérsela?
—Las probabilidades de que tenga un ACV en un tiempo aproximado de un año aumentan mucho, y de que... Sea muy posible de que no sobreviva a este, pero de llevarla a cabo puede que incluso viva una década más. No le mentiré, no es un camino de rosas pero vale la pena.
Apreté mis labios para no llorar.
—¿De cuánto dinero estamos hablando?
En vez de responder me pasó una factura con un total donde incluía la cirugía, la hospitalización, tratamiento posterior y los estudios pertinentes para siquiera saber si es candidata para hacérsela. Es muchísimo dinero, incluso para mí un golpe duro a mi cartera contando con los otros gastos que tengo, pero puedo pagarlo sin problema. Solo tendré que trabajar para mantenerme bien, no es una opción desplomarme.
—¿Qué se siente trabajar dando este tipo de noticias el último día del año? —Se me escapó en modo irónico. — Disculpe, solo... ¿Puedo verla? Quiero quedarme a su lado un rato... Me tomaré unos días para decidir.
—Por supuesto, sígame.
Me llevó hasta donde mi abuela dormía y me dejó a solas con ella. Recién ahí me atreví a llorar mientras apoyaba la cabeza en la camilla y tomaba su mano.
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Después de la tempestad.
RomanceJuno Kelly empieza a retomar su carrera después de un tiempo alejada de las cámaras, obteniendo el protagónico de ni más ni menos que la adaptación a película de su trilogía favorita. Allí conocerá a la escritora que creó aquel mundo que tanto le fa...