Capítulo 60.

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Después de eso no tuve ganas de salir de su casa, no quería arriesgar a que se expongan más y arruinar el anonimato de E.M.W. Sé que con solo vernos juntas no será suficiente para que el mundo sepa que es ella, ni que es un cargo directivo de Emei, pero si llegaba a los oídos de las personas equivocadas todo podría complicarse.

A pesar de mi miedo, las semanas pasaron y nada nuevo al respecto salió, el público se olvidó de esas fotos y ahora lo que estaba en boca de todos -o por lo menos en lo que refería a mí- era sobre la película.

Una entrevista tras otra, ruedas de prensa en las que no estaba sola pero lo parecía, Ellie no estaba ahí. Hasta cierto punto lo entendía, pero como Joselyn estaba allí con Ivy sin ningún impedimento me hacía desear estar en su posición y que todo sea más sencillo. Digo, claro que tendrán sus problemas, pero hablo desde mi desconocimiento de ellos.

—Juno, la señorita Ward me pidió que te avise que está esperándote. —Me avisó su asistente acercándose.

—¿En serio? —cuestioné desconcertada.

—Sí, dice que busques el automóvil que ella maneja por el sector B del estacionamiento y si tienes otros planes le avises.

Recién estaba saliendo de una entrevista, por obviedad había dejado mi móvil en silencio y no lo revisé hasta ese momento, pero cuando lo hice vi esos mensajes avisándome y esbocé una sonrisa mirándolos.

Durante este tiempo nos hemos visto, me ha acompañado a todas las sesiones con la psicóloga, he ido a verla y ella a mí, pero ambas hemos estado muy ocupadas y los planes espontáneos no son muy de su estilo, menos cuando su agenda está llena. Hoy no se supone que nos veríamos y saber que sí me alegraba el día a niveles estratosféricos.

—Gracias por avisarme Joselyn —dije agarrando mis cosas, caminé hacia la entrada e hice una señal para despedirme —. Adiós a todos, nos vemos pronto.

Con la emoción aumentada en mil llegué al lugar indicado. Pude distinguir el coche casi al instante y al verificar que era ella a través de esos vidrios polarizados me subí. 

—Hola Ciel... —Ni siquiera alcancé a saludar porque empezó a besarme.

Podía sentir como me transmitía con sus labios que estaba feliz y al alejarse vi esa chispa de brillo en su semblante que me confirmaba su alegría y por ese simple motivo mi felicidad también era más.

—¿Pasó algo bueno o por qué estás así de contenta?

—Tengo dos noticias malas y una buena, ¿Cuál quieres oír primero?

—¿Dos malas? Uy... —Fruncí el ceño—. Dímelo como si fuera un sándwich. Noticia mala, noticia buena y la otra mala para el final.

—Está bien... —Tomó aire y apretó sus labios unos segundos—. La mala es que... No te lo dije, pero el señor Harrison me fue a ver hace unos días a Emei, el día anterior a que te acompañé a tu cita con la psicóloga de hecho...

De las dos podía decir que era yo la que tenía una preocupación más notoria. No sé porqué ella no se veía angustiada en lo absoluto.

—¿Y qué te dijo?

—Ya sabe que... O bueno, mejor dicho tiene la sospecha de que estamos saliendo, no le di una respuesta clara, pero... —Tomó mis manos—. Yun, lo hice; ya no soy parte de Emei, o bueno, no técnicamente. Por lo que si Atwood llegase a salir de la cárcel no tendría ningún tipo de poder, o no el suficiente como para hacer algo contra ti...—Dejó una caricia en mi mejilla—. Y... No será tan fácil dejarlo tras las rejas para siempre, quizá no le den la libertad condicional pero al final de su condena saldrá de todas formas. El caso es que... No volverá a hacerte daño, yo me encargaré de eso, ¿Sí?

Después de la tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora