Capítulo 20.

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Abrí mis ojos y sentí como mi cuerpo pesaba. Ya había salido el sol, la luz seguía encendida, solo pude estirar el brazo para apagarla. Leí el mensaje de Vincent que decía que a las una de la tarde -horario mío-, mi abuela entraría al quirófano y que no era seguro cuánto tardaría, pero es muy probable que no sea poco.

Ya casi era esa hora pero no sabía qué hacer, como me dieron el día libre era la única en el hotel.

Pedí el servicio a la habitación para comer. No tenía planeado salir de esas cuatro paredes, pero tampoco quería quedarme todo el día sin hacer nada, estando pendiente una y otra vez de mis mensajes o una llamada de Vincent que llegaría en horas. Así que me di una ducha rápida, me vestí como el mismo sujeto sospechoso de siempre y comencé mi camino para dar un pequeño recorrido por la manzana, tal vez comprarme algún capricho. Me llamó la atención que en el cuarto contiguo -el de la señorita Ward- había una de las del personal conversando con alguien dentro de esta.

—Aquí está la medicina que solicitó...

Y cuando estuve en cierto punto del pasillo pude verla, era quien estaba con la puerta entreabierta recibiendo su pedido. Nuestras miradas se toparon, ella solo frunció el ceño y recibió lo que le pasaban.

La vi dispuesta a cerrar la puerta, pero antes me acerqué empujando ésta para que no lo haga, la otra muchacha solo se quedó expectante a lo que ocurría.

—¿Qué haces aquí?

—Me hospedo aquí.

Hice los ojos blancos un momento.

—Sabes por qué hago mi pregunta.

—¿Le importa?

—No, por algo pregunto —dije sarcástica.

—Entonces voy a cerrar la puerta.

Impedí esto haciendo aún más fuerza y entrando. Vestía con una bata de satín, su cabello desordenado, sin una pizca de maquillaje, pero seguía luciendo atractiva, privilegio de la gente guapa supongo.

—¿Justo te enfermaste cuando yo tengo que reposar? Que conveniente. ¿Me estás vigilando?—inquirí a modo de broma.

—No me tutee.

Mi expresión de; "¿Es en serio?" Debió verse a kilómetros.

—Ni mi titii. —reclamé molesta —. ¿Qué acaso tienes una gemela malvada que alterna contigo a cada rato? Ayer hablamos bien como casi nunca lo hacemos, ¿Y ahora esto?

Se quedó mirando atrás mío, giré a ver y la empleada del hotel seguía allí.

—¡Usted largo! —exigió molesta.

La chica nerviosa se limitó a cerrar la puerta rápido y la señorita Ward volvió a llevar la mano a su frente. Pasé mi vista por el lugar, era igual a mi suite; gigante, con una pequeña "estancia de estar" con sillones y una alfombra grande igual a la que estaba bajo la cama, un plasma, y ventanas enormes con cortinas del mismo tamaño. Sin duda se encontraba más ordenado que el mío ya que yo dejé mis cosas tiradas por doquier. Mi atención se detuvo en uno de los muebles donde se encontraba el libro que le he visto leer.

—¿Puedo leerlo? —pregunté volteándola a ver.

—Tómelo y váyase.

Ella estaba cerca de otro mueble que tenía una bandeja de lo que parecía ser su almuerzo de servicio a la habitación. Sacó una pastilla de la caja que le habían entregado e intentó agarrar un vaso, pero en un fallo terminó por hacer que este caiga al piso y se destrozó por completo. Resopló llevando su mano para apretar el arco de su ceja y se agachó para recoger los trozos de vidrio, pero de manera muy torpe y eso lo terminé de confirmar por como quitó su mano quejándose. Vi como una gota de sangre salía de su dedo.

Después de la tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora