Capítulo 8.

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Desde que ella sabe donde vivo le he puesto llave a la puerta cada vez que voy a dormir, sé que estoy siendo paranoica, pero me hace sentir más tranquila. Caigo en cuenta de que incluso después de años creo que se hará imposible poder olvidar todo lo que pasó.

Acepté el papel en aquella serie más que nada por compromiso hacia mi representante. Mis grabaciones iniciaban de inmediato. Conocí a todos en el set y me recibieron muy bien, en especial Nathaniel, estuvimos un rato hablando antes de empezar a grabar escenas románticas una tras otra.

Con mi aparición en la historia se supone se hacía un salto en el tiempo a su primer amor, con eso los momentos propios de un amor adolescente cliché de telenovela.

Conociéndonos por primera vez en el pasillo de la escuela, yendo a citas, el baile de graduación -que siempre pensé que era un mito-, nuestro primer beso que tuve que repetir una y otra vez, pero no me molestó del todo. Aparte de tener sus ojos celestes y ser rubio con un físico envidiable, me tomé una grata sorpresa al saber que sí sabía besar. Estuve cambiando de vestuario todo el maldito día por tener que grabar esa secuencia que se presentaba rápido por ser solo el inicio de la relación.

—Juno. —Escuché mi nombre y levanté la vista topándome con Nathaniel —. ¿Ya te vas a casa?

—Bueno... Sí, ya terminaron las grabaciones por hoy.

—¿Quieres que vayamos juntos a mi casa y así ensayamos lo que viene? Necesitamos tener química en pantalla, compartamos un poco más.

—¿A tu casa...? No lo sé, mis gatos me esperan en la mía.

—Entonces vamos a la tuya, no tengo nada que hacer esta tarde. Aprovecho de llevarte en mi coche, hoy te vi llegar en ese carro de esa empresa de chóferes así que supondré que no manejas.

—Tengo licencia de conducir y un coche, pero ni siquiera lo he mandado al mecánico para que le hagan una revisión así que ocupo el servicio porque mi agencia está afiliada.

—Entiendo —Sonrió—. Si quieres también te echo una mano con eso, tengo bastantes contactos.

—¿Sí? —Le correspondí la sonrisa —. Pues bien, está bien, vamos.

Segundos antes iba llamar a Davies para que fuera por mí, pero ahora tengo otro chófer y está bien para mí, así no lo molesto más de la cuenta.

Le dije mi dirección y nos fuimos juntos, hablando de ningún tema importante la mayoría del tiempo, solo conociéndonos más. La plática estaba siendo bastante amena y cuando llegamos a mi hogar olvidamos por completo el ensayar el guion.

Nos sentamos en el sofá, le ofrecí una cerveza y a pesar de que al inicio no se veía muy convencido aceptó. Él no estaba tan familiarizado con el alcohol como yo, le enseñé a hacerle un hueco a la lata para tomarla en cuestión de segundos, mala idea. En conclusión, terminé emborrachándolo, seguía por completo sobria cuando él se quedó dormido. No quería que se quede, pero tampoco podía hacerlo conducir en ese estado así que le coloqué una manta encima y me fui a la cama dejando mi puerta con seguro.

。・:*˚:✧。

A la mañana siguiente me desperté temprano ya que tenía que trabajar, otro día de rodaje de «Tempestad en Lilith.».

—Oye, Nathaniel, despierta. —Lo agité con mi mano.

Tras repetir el movimiento un poco al final fue abriendo los ojos.

—¿Qué hora es...?

—Las nueve.

—Déjame dormir un poco más...

Después de la tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora