Capítulo 44.

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El día siguiente al que abandoné esa casa empecé a estornudar, y supe que lo que no pasaba hace años finalmente estaba pasando para mi desgracia. Estuve un par de días en negación, tenía que seguir trabajando y no me apetecía darle la razón a Ellie, pero me rendí. A pedido de Vincent me quedé descansando en casa aunque tuviera que ir a grabar escenas de una película y con una promesa vacía de ir al médico si empeoraba.

Te lo dije, voy para allá.

Me quedé viendo ese mensaje sin el afán por contestar nada, solo quería dormir un rato y así lo hice, hasta que escuché como llamaban a la puerta y con el mundo dándome vueltas fui a recibirla.

—¿Te lo dije o no?—preguntó apenas abrí.

Ni siquiera un "Hola, buenos días" antes de atacar. 

—Ti li diji i ni —contesté llevando una mano a mi sien—. ¿Qué carajos tenías? Me siento como si estuviera muerta en vida...

—¿Cómo yo, no? —Agarró mi mano para arrastrarme adentro—. Ve a la cama, tienes que descansar.

Cuidó de mí de la misma manera en la que yo lo había hecho en un pasado, me dio medicina y dejó un paño húmedo en mi cabeza. Nos recostamos en mi cama con ella siendo mi almohada y era muy suave, seguro más que yo o eso quería comparar.

—Yun, ¿Estar enferma es una excusa para ser una sinvergüenza?

Quité mi mano de donde estaba al ser descubierta. Siendo honesta no sé lo que hago, solo me muevo por impulsos primarios.

—Perdón, estaba haciendo un control de calidad. Superado con éxito y cien puntos de cien.

—Yun, por Dios...—Rio—. Eres irremediable, incluso con un pie en la tumba sigues siendo una idiota.

—¿Así me quieres, no?

—Sí.—Dejó un beso en mi cabeza.—Te quiero.

Amaba escucharla decir eso y aún más porque le creía. Dicho con su voz sonaba real, apostaba porque lo fuera y poder sentirme segura en algún lugar, junto a ella y a mis gatos que fueron llegando y colocándose alrededor.

—¿En qué tenías que trabajar hoy?—inquirió luego de unos minutos de silencio.

—En una película, no era un papel muy relevante así que no creo que suponga mucho atraso.

—Perdón por contagiarte...

—Yo me lo busqué, ¿No? O quizá es tu culpa por ser tan guapa.—Tallé mis ojos un instante y suspiré.— Lo digo en serio, hace años que no me enfermaba. Esto se siente horrible...

—¿Hace cuánto?

—Eh... A ver... Déjame pensar... —Llevé una de mis manos a mi frente como si eso ayudara.

Intenté hacer memoria de la última vez que me enfermé y pude rescatar un recuerdo del abismo enorme que parece mi conciencia. Recordé porqué no me gusta hacer eso y siempre es una mala idea.

ˏˋ°•*⁀➷

Al fin parecía que podría cerrar los ojos, es la primera vez que sentía tanta paz en medio de todo el silencio y la leve luz que llegaba de la ventana, no era como si estuviera segura de que todo estaría bien, sino que ya no me importaba si al pestañear no volvía a ver nada. Mi plenitud se vio interrumpida al oír un estruendo en el piso de abajo y volví a estar en alerta.

Casi me desmayo al levantarme de la cama, mi cabeza dolió mucho con ese movimiento brusco, pero pude llegar abajo y confirmar que estaba pasando otra vez lo que temía; mi madre tirada en el piso, con una botella rota y llorando.

Después de la tempestad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora