Desperté siendo abrazada por el brazo de Ellie, pero ella seguía dormida. Me di la vuelta para tenerla frente a frente y dibujé el contorno de sus facciones con mis dedos.
Ayer se quedó dormida después de haberle provocado un último clímax sin querer, no sabía que fuese tan sensible al contacto. Mi boca quiso consentir cada centímetro de su piel y mis manos exploraron los sitios en que le gustaba, pero me tuve que contener al notar que cerraba los ojos y ya no los abría. Lo decía en serio cuando dijo que estaba cansada, pero tampoco me detuvo, así que no me sentí tan culpable al respecto.
Oía los pájaros cantando, el sol entrando por la ventana dejándome apreciarla bien, con tanta tranquilidad pensaba que seguía soñando. Quería quedarme allí de por vida, sin ninguna otra preocupación, estar en un lugar que fuera solo de ella y yo.
Desconozco cuánto tiempo estuve solo mirándola en silencio, pero el suficiente como para que empiece a despertar hallándome.
—Buenos días...—dije al ser descubierta.
—Buenos días... —Empezó a tallar sus ojos y a estirarse —. ¿Qué hora es?
—No lo sé...—Me giré para ver mi reloj en la mesa de noche —. Las once cincuenta.
—¿Ya casi es medio día? Dios, es tardísimo.
Me impacté de todo lo que dormimos, acabamos exhaustas aunque yo ni siquiera lo notase. Ella se sentó en la cama tapando su busto con las sábanas, como si no hubiera visto todo anoche. Lo que sí pude divisar con mayor claridad fue que toda la zona de su pecho tenía marcas, incluyendo su cuello.
—¿Qué pasa? —inquirió bajando su vista hacia donde yo la tenía. Desde ahí no podía ver ni la mitad de todo, alejó la manta de su cuerpo para tener más campo de visión —. ¿Qué me hiciste...?
—Si eso te parece mucho te recomiendo no verte en un espejo.—Me encogí de hombros para restarle importancia.
No tardó el levantarse e ir hacia el espejo en mi habitación. Me habría sentido avergonzada de no ser porque vi su cuerpo y mi consciencia se perdió en alguna parte de mi cerebro. Ahora solo iba en modo automático.
—¿Cómo hiciste tantas? —preguntó con el ceño fruncido, moviéndose para ver cada una —. Esto tardará días en borrarse...
Me mostré detrás de ella con el reflejo del espejo. La noté sorprendida pero no dejé que se diera la vuelta, coloqué mis manos en su cadera para pegarla hacia mí y al encorvarse pude alcanzar su cuello con mi boca.
Rápido pegó un suspiro y alzó su cabeza, intentaba alejarse al mismo tiempo de que se mantenía con sus rodillas flexionadas para permitirme lo que hacía, era una contradicción en sí misma. Una de mis manos fue hacia su pecho y entre mis dedos apreté su pezón haciendo que emita ese sonido que me quita las facultades del raciocinio. Al terminar mi cometido dejé una lamida observando como su piel estaba erizada.
—Toma, para que se demore más en borrarse.—Me alejé.
Volteó a verme indignada y puso su mano en la zona. Fue inevitable empezar a reírme mientras buscaba algo para taparme en el closet.
—¿Acaso desayunaste un payaso?
—No, pero ya deberíamos ir a... —De la nada me quedé callada y me paralicé recordando los planes que tenía para hoy, en específico en una hora más.
Pero no pude manifestar nada, me agarró del brazo para tirarme en la cama. Se subió encima mío, sentándose sobre mi pelvis y cómoda con su desnudez, la imagen me desconectó las neuronas haciéndome incapaz de traerme de regreso. Sonrió contenta con mis ojos analizándola a detalle y arrimó su boca a mi cuello donde supe que sus intenciones eran dejarme una marca que no se borre en semanas.
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Después de la tempestad.
Roman d'amourJuno Kelly empieza a retomar su carrera después de un tiempo alejada de las cámaras, obteniendo el protagónico de ni más ni menos que la adaptación a película de su trilogía favorita. Allí conocerá a la escritora que creó aquel mundo que tanto le fa...