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El lugar olía horrible, era insoportable, putrefacción, rancio, acre, a humedad y comida podrida que llegaba a sus fosas nasales y los obligaban a tener que cubrirse la nariz con los brazos.

—Esto es. . .joder—. Tom comenzó a respirar por la boca, no soportaba el olor y pensar en que su chico había estado allí dentro lo carcomia, sintió una punzada en su pecho, y cerró sus ojos alejando todo mal pensamiento, evitando otro ataque de ansiedad. . .

Se adentraron un poco más y el trenzado ya estaba impaciente, ¡¿Qué estaban esperando?!, decidido iba a comenzar a caminar hacía todas las habitaciones, pero uno oficiales lo detuvo, el no podía hacer nada más que quedarse quieto por más que quisiera comenzar a azotar las puertas, una por una, habitación por habitación, pero no lo dejaban. Era parte de la condición que el oficial John le había dado para que pudiera estar en el momento en que rescaten a él azabache. Gruño por desesperación, pero se tranquilizó.

Él silencio reinaba.

.   .   .

En una de las habitaciones Thiago mantenía su mano cubriendo la boca del azabache, prohibiendole emitir algún ruido.

—Callate—. Susurro cínicamente —Callate—. Volvió a susurrar, apretando más su mano contra la boca del pelinegro, percatándose inmediatamente que también cubría la nariz del azabache, prohibiendole respirar.

Pero no le importó.

.   .   .

La mesa estaba desoladoramente cubierta de polvo. Los platos rotos, sobre la superfície arrugada del espantoso mantel, daban la impresión de mayor desorden, manchas negras y verdosas habían en el suelo, al igual que un charco de agua en una esquina. En el mesón de la cocina, yacían vasos con el contenido a medio beber, era agua en ellos pegajosa y babosa, amarillenta, olía tan horrible como todo el lugar en sí, encima de los vasos volaban moscas inexistentes, que hacía que los oficiales y Tom fruncieran los labios por el asco.

Él nauseabundo olor de la comida, podrida y esparcida por el suelo, mesón, mesa y entre otros lugares, ayudaba a acrecentar las ganas de abandonar la terrible escena que veían los oficiales, y a él trenzado.

Él oficial John, arrugo la nariz, al adentrarse a una de las habitaciones, era pequeña y no había espacio por lo tanto el olor a humedad era más fuerte, salió rápidamente de allí miro a sus alrededores, todo el lugar apestaba. . .

—El olor es insoportable —. Dijo un oficial, mientras cubría con su mano su boca.

—no puedo creer que alguien, soporte este lugar, y menos en estas condiciones —. Soltó otro oficial, quien aparto la mirada de una caja de pizza que aún contenía algunos trozos podridos pero esta estaba siendo devorada por las ratas. . .

—Tengo ganas de. . .—. el otro oficial guardo silencio, al escuchar un leve y susurrante quejido de alguna de las habitaciones.

—Revisen todo el lugar —. Musito el oficial John, los demás oficiales acataron órdenes comenzando a inspeccionar todo, abrían habitación por habitación, sin encontrar nada, habían alrededor de cinco habitaciones, pequeñas, no eran para nada espaciosas, y olían terriblemente mal.

.   .   .

El pelinegro intentaba que Thiago le quitará las manos de la boca, ¡No le estaba dejando respirar! Pero el chico no le importaba, miraba hacía la puerta, y Bill gemía bajito ya que no podía gritar, sus pulmones le pedían aire, oxígeno pero no podía, Thiago también cubría su nariz y con mucha fuerza, no podía respirar.

𝐀𝐃𝐃𝐈𝐂𝐓𝐈𝐎𝐍 | ᵀᴼᴸᴸ (𝑬𝒅𝒊𝒕𝒂𝒏𝒅𝒐)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora