Trece

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Luego de pasar por la casa de JungKook y JiAh aprovechara de saludar a su padre, JungKook la llevó a su habitación. Claro que al señor Jeon le pareció muy extraño todo, pero luego cayó en cuenta de que su hijo había estado enamorado de la abogada Seo desde hacía mucho tiempo.

— Si quieres puedes ir al baño, nena. — murmuró saliendo de la ducha. JiAh asintió y le dio un corto beso antes de entrar al baño.

Al salir lo vio a los ojos y suspiro.

— Mis bragas están hechas un desastre. — comentó entre risitas y JungKook la miró luego, se quedó pensando un rato y luego fue hasta su closet para rebuscar entre sus cosas, se acercó a ella luego y le extendió ese pequeño trozo de tela que las mujeres usaban allí abajo.— ¿Éstas son mías? — preguntó de forma cómplice y se rio un poco cuando JungKook simplemente asintió sin darle importancia.

— Están limpias, mi padre una vez las metió a la lavadora junto a la ropa de Suni pensando que eran de ella. — mencionó para resoplar.— las arruinó. — culminó con tono serio y ella volvió a reír pero con menos ganas que la anterior.

Suni. Pensaba.

Se puso las bragas al quitar las otras y él se las arrancó de las manos.

— ¡Hey! — se quejó con una sonrisa.

— Esto es un intercambio, te di las limpias. — excusó con una sonrisita traviesa.

— Pero ambas son mías. — excusó con una sonrisa y él simplemente rio un poco para encogerse de hombros.— Eres un tramposo. — le pegó con suavidad en el brazo y siguieron riendo.

Al terminar de arreglarse ambos salieron y se despidieron de JungSeok para ir nuevamente al auto de JiAh.

— Yo manejo. — le pidió las llaves al llegar al auto y ella se las extendió con una sonrisa coqueta, él se acercó un poco acorralando su cuerpo al auto y le dio un beso corto.— a las Reinas hay que tratarlas como tal. — susurró en sus labios y se sonrieron para que después él abriera la puerta de copiloto.

— Que caballeroso, gracias. — pronunció con la misma sonrisa traviesa y entró al auto para que él cerrara y entrara al asiento piloto ajustándolo a su altura.

— Sigues siendo demasiado enana aún con tacones. — se burló y ella le dio un golpe en su bíceps provocando que riera. Al encender el auto se giró hacia ella y se acercó tomándole la mejilla para darle un beso suave y húmedo, al separarse se vieron aún con sus narices rozando y después se regalaron una sonrisa pequeña.

Al acomodarse en su puesto se puso el cinturón y empezó a manejar para salir del estacionamiento. Ya en la carretera todo estaba más calmado, en ciertos momentos le tomaba la mano y jugaba con sus dedos delicados.

DISSASTIFIED ✔ JK  [BOOK 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora