Veintiocho

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JiAh sacó el teléfono de su bolso de cuero en cuanto este vibró y emitió un sonido de notificación, era JungKook, quien le decía que ya estaba fuera del edificio del bufete para llevarla a su casa. Contestó una confirmación de salida y caminó hacia la puerta para cerrarla detrás de sí.

— Sana, ya me voy ¿le avisas al fiscal? — la chica asintió con una sonrisa y JiAh se la devolvió.

— Que tenga feliz tarde, señorita Seo. — deseó amablemente y ella asintió.

— Gracias, Sana. Te deseo igual feliz tarde. — contestó con la misma amabilidad y terminó por salir de las oficinas.

Caminó hasta salir del edificio y a su izquierda vio a lo lejos su auto estacionado a la orilla de la acera, JungKook tenía la ventanilla abierta y su mano estaba sobre el volante mientras golpeteaba un ritmo desconocido para ella. Al ver esa escena sonrió ampliamente con lo lindo que se veía.

Bajó las escaleras con tranquilidad mientras veía sus tacones blancos cubrir sus pies, su atuendo formal del trabajo era blanco con negro, por lo cual la hacía ver mucho más blanca de lo que era; aunque temía verse gorda, puesto que el atuendo se le ajustaba un poco.

Al caminar por la acera llegó cerca de la puerta y decidió no hablar cuando lo escuchó murmurar una canción con su hermosa voz.

Toma mis manos ahora... Eres la causa de mi euforia. — hizo una pausa de su canto melodioso y JiAh iba a hablar, pero continuó su melodía y ella era incapaz de interrumpir tal preciocidad.— Incluso si la tierra se divide... Incluso si alguien sacude este mundo... Nunca sueltes mi mano... Por favor, no despiertes de este sueño. — tomó aire y suspiró dejando su cabeza reposar en el cabezal del asiento.— Escucho el océano desde muy lejos... Camino por el sueño a través del bosque... Por favor, no despiertes de este sueño... Y voy hacia ese lugar que cada vez se pone más claro... Toma mis manos ahora... Eres la causa de mi euforia.

Al culminar su melodía ella sonrió ampliamente, pues esa canción era más emotiva de forma positiva que la otra que le había escuchado en la ducha.

— Siento que escuché a un ángel. — susurró en su oído por la ventanilla y lo vio sonreír con sus ojos cerrados.

Abrió los ojos y se incorporó para verla con una sonrisa suave sin mostrar los dientes.

— ¿En serio? — miró todo su rostro y luego sus ojos cuando asintió viéndolo con un brillo especial en estos.— porque yo ahora mismo siento que estoy viendo a uno. — le dijo con su rostro maravillado y JiAh no pudo evitar ampliar su sonrisa aún más y sonrojarse un poco para acercarse a él y robarle un beso que sonó con un chasquido suave al separarse.

— Siempre buscas la manera de callarme mientras me sonrojo. — le comentó escuchando de él una risita.

— Ya entra ¿Sí? — pidió en una queja suave.— No sabes cómo muero por besarte. — susurró esta vez, y JiAh estando más roja que un tomate procedió a caminar hasta el asiento copiloto.

DISSASTIFIED ✔ JK  [BOOK 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora