Capitulo 2

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Habían pasado 4 meses desde aquel día donde a Bea se le había destrozado el corazón, Hakan se había encargado de que ella no consiguiera un lugar donde trabajar y lo que encontraba no ganaba lo suficiente como para poder mantenerse ella, su mamá y ahora un pequeño bebé.

Aquél día se encontraba en el parque de Emirgan en Estambul, mirando aquellas maravillosas flores. Se sentía agotada, sin fuerzas y con ganas de llegar a casa a dormir para no volver a despertar jamás.

Hakan no solo le había cerrado las puertas en lo laboral, él la seguía en cualquier lugar que se la cruzaba y la denigraba, insultaba. Si no era él, era su ex suegra, la cual en más de una ocasión la golpeó y soltaba palabras negativas contra su bebé.

Acaricio su vientre que ya comenzaba a hacerse notar, ella se sentía sin ánimos de seguir, pero tenía que seguir por ese inocente que no tenía la culpa de nada y que además ella amaba sobre cualquier cosa, ella lucharía por él, para darle lo mejor.

Limpio sus lágrimas y con decisión tomo su móvil, para marcar el número de su tía, la hermana de su madre que se había cansado aquella mujer de ofrecerle su ayuda, ofrecerle su casa para que emigraran a aquel país.

Se pasó el dorso de su mano por su nariz un tic que siempre hacia cuando se encontraba nerviosa.

—¡Bea, hija!— hablo la cálida voz de su tía Nora —¿Sucedió algo?— cuestiono la mujer.

—¡ Hola tía... Todo está bien!...— hizo una pausa y si tía la anima a qué siguiera con un *continua* — Quería saber si ¿Aún sigue en pie lo de recibirnos en tu casa?—

—¡Alabado sea el universo y los astros!— exclamó su tía —¡Hasta que te decidiste niña, claro que sí, pueden llegar cuando a ustedes les quedé mejor!— la mujer regordeta del otro lado de la línea se sentía feliz porque dentro de poco los tendría con ella.

—¡Muchas gracias tía!— sollozó, ya no soportaba más, necesitaba sacar todo . Porque su madre no era una mala mujer, pero cuando la veía llorar la regañaba creyendo que lloraba por el infeliz de Hakan, pero Bea lloraba porque no estaba consiguiendo un buen trabajo, porque el padre de su hijo negaba al niño, no podía creer que aquel hombre del que ella se había enamorado fuera tan cruel, ese día de la boda cuando Hakan dejo caer un golpe sobre su mejilla, todas las ilusiones de derrumbaron, ya no soñaba con encontrar un amor.

—¡Ya niña, ya no llores.. Todo mejorará créeme!— dijo su tía con tristeza — Ve haz todos los trámites que necesiten y se vienen para este país, deja de estar mendigando un trabajo en aquel maldito lugar —

—¡Gracias tía, te llamaré pronto para informarte cuando será todo!—

—¡Claro niña, espero noticias. Cuídate y ya no llores no lo merece!-

Se despidió de su tía, volvió a mirar aquel parque del que siempre estuvo enamorada, siempre iba aquel lugar cuando necesitaba pensar.

Se puso de pie, tomo su bolso y comenzó a caminar en dirección a su casa, de la cual eran dueñas con su madre. Camino mirando todo su alrededor, ella iba a extrañar mucho aquel lugar, amaba su país, pero ahí ya no podía seguir.

Estaba a punto de cruzar la calle cuando un auto de lujo se interpuso en su camino. *¡Genial!* Pensó con ironía sabiendo quien era la persona que había hecho tal cosa, decidió esquivar el auto para seguir por su camino, pero un hombre enorme y fuerte se puso frente a ella impidiendo su paso. Cerro los ojos con fuerza y por instinto cubrió su vientre con ambas manos.

—¿Por qué no me dejas en paz?— dijo sin mirarlo, sabía que era él, su perfume y su aura de poder la hacían temblar.

—¡Porque no puedo y no quiero!— la detallaba de pies a cabeza y cuando su mirada paso por su vientre detuvo su mirada en el. —Quiero proponerte algo — esas palabras hicieron que Bea lo mirara a sus ojos, esos ojos oscuros que tanto había amado. Y él, él quedó perdido en los ojos verdes de ella, notándolos irritados.

Te odio amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora