Capitulo 26

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La hora laboral había terminado y Bea ya se encontraba fuera del edificio esperando por un taxi. No queria ir en metro, no quería caminar, estaba furiosa, un poco decepcionada aún sabiendo que aquel hombre al que ella amaba era así y ella era consciente de que nunca iba a cambiar. Ella muchas veces en se habia ilusionado que él la quería.

—¡Deja de pensar idioteces!— se reprendía a si misma —Tu sabías, sabías que esto era así...— seguía con su charla. —Y ni se te ocurra llorar, idiota Bea...— su charla quedó en el aire cuando sintió una mano en su hombro, miró encontrándose los ojos de su amigo. Le puso los ojos en blanco y volvió a mirar al frente.

—¿Sigues enojada con tu amigo polla grande?— dijo un muy divertido Jeremy. La había observado salir y no solo la observó a ella, también había visto salir al jefecito, viendo toda la secuencia con la teta plásticas.

—Algo, aunque te extraño — hizo un pequeño puchero cuando lo volvió a mirar. — Es que todos los hombres son iguales, bueno aunque tú...— dejo en el aire la oración, haciendo que Jeremy sonriera y negara con su cabeza.

—¿Qué fue lo que tanto te enojó conmigo?— ella hizo una mohín con sus labios.

—Sabes que me cae gorda la mechas de escoba y ahí estabas tú. Me sentí celosa de mi amigo— Jeremy la envolvió en sus grandes brazos y luego beso su frente.

—Tu eres mi amiga, Aphril... Ella es especial, es linda. Se que se llevarían bien..—

—¡Jamás!— gritó interrumpiendo a su amigo, que soltó una risotada

—Si tu supieras cari— susurró, Bea logro escuchar, pero no quiso saber más, le caía mal aquella mujer. *Todo porque conoce la polla de tu macho* la voz de su conciencia como siempre acusándola.

Jeremy llevo a Bea a su casa e hicieron las pasas como buenos amigos que eran.

(***)

Habían pasado las horas, Bea llegó a su casa encontrando a su amiga Isabella, que se estaba quedando con ella. Su madre e hijo se habían ido a casa de tía Nora. Extrañaba a su bebé, pero su madre le había dicho que usará esos días para salir y ser un poco libre.

No era que su hijo le molestaba para nada, pero Iris creía que era necesario, para que todo aquello que se estaba formando entre Bea y Marco tomara más forma. Pero para que eso sucediera debían estar solos. Ya que el hombre, siempre estaba organizando salidas con el niño, ellos disfrutaban compartir, pasear los tres juntos. En ese tiempo el vínculo entre el niño y Marco se había fortaleciendo, eso para Iris era una buena señal. Aquella mujer veía más allá de tus ojos, ella veía tu alma.

Aquella noche en medio de la rabia que sentía decidió salir a una disco con su amiga Isabella, quería darle un poco de su medicina, ella sabía muy bien que aquel hombre la tenía vigilada en sus redes, que cada cosa que ella colgaba en sus redes sociales él estaba ahí mirando.

El Bartender les deja una bebida para cada una, las dos lo miran confundidas ya que ninguna había pedido aquello.

-Creo que te has equivocado guapo - le dijo Bea, viendo como el joven muchacho negaba con su cabeza

-¡Claro que no!... Aquellos dos hombres los pidieron para ustedes.. ¡Que los disfruten!- se retiro, dejando a las dos chicas mirando en la dirección que le había dicho y se encontraron con dos hombres bastantes guapos y fuertes. Tomaron la bebida y la levantaron en su dirección en forma de agradecimiento, pero no las bebieron.

-¡Ven cariño nos vamos a tomar una fotografía que comenzaré mi plan!- Bea se arrimo a Isa tomándose así una fotografías que de inmediato subió en sus redes, etiquetando a su amiga y colocando el lugar donde se encontraba.

Te odio amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora